Las reliquias de la Virgen María son objetos de gran valor histórico y religioso, que son venerados en numerosos lugares de culto cristiano en todo el mundo. Según la tradición católica y ortodoxa, María fue llevada al Cielo en cuerpo y alma, lo que implica que no existen reliquias de primer orden (restos óseos) de la Virgen.
Sin embargo, existen reliquias de segundo orden, que son objetos que estuvieron en contacto con María durante su vida. Algunas de las reliquias más destacadas son su túnica, que se encuentra en la catedral de Chartres en Francia; su velo, que se encuentra en la catedral de Prato en Italia; y su cíngulo, que se encuentra en la catedral de Praga en la República Checa.
Otras reliquias incluyen sus cabellos, que se encuentran en la iglesia de San Juan de Letrán en Roma o en la Catedral de Valencia, de la que vamos a hablar, y su leche materna, que se encuentra en la catedral de Santa María la Real de la Almudena en Madrid. También se cree que existe un anillo nupcial que perteneció a María, aunque su ubicación actual es desconocida.
Estas reliquias son consideradas objetos sagrados por los fieles católicos y ortodoxos, y son objeto de gran devoción y veneración en todo el mundo. Además, son importantes testimonios históricos de la vida de la Virgen María y de la religiosidad cristiana a lo largo de los siglos.
También se dice que existen otras reliquias de María, como una camisa que habría vestido el propio Jesús, un peine que conservaba un pelo de María, y el Santo Sudario, que según la tradición, habría sido el lienzo utilizado para cubrir el cuerpo de Jesús después de su crucifixión y que habría sido impregnado con su sangre. Sin embargo, la autenticidad de estas reliquias no ha sido confirmada de manera oficial por la Iglesia. Las reliquias de María son objeto de gran devoción para los fieles católicos y ortodoxos en todo el mundo.
Leyenda
El peine-relicario de la Virgen es una de las reliquias más destacadas relacionadas con la Virgen María. Se trata de un objeto que ha sido venerado en la Iglesia Católica desde la Edad Media, y que ha sido objeto de numerosas leyendas y tradiciones.
Según la tradición, el peine habría pertenecido a la Virgen María y se habría utilizado para peinar su cabello. Tras la muerte de la Virgen, el peine habría pasado a manos de San Juan Evangelista, quien lo habría conservado como una reliquia sagrada.
En la Edad Media, el peine se convirtió en objeto de veneración en diversos templos cristianos. Se cree que la reliquia habría llegado a España en el siglo XII, tras ser traída por los caballeros templarios desde Jerusalén.
En la actualidad, el peine-relicario de la Virgen se conserva en la Catedral de Valencia, junto a otras importantes reliquias cristianas. El relicario tiene forma de peine, y está realizado en oro, plata y piedras preciosas. Se dice que en su interior se conserva un cabello de la Virgen María.
La historia del peine-relicario de la Virgen ha sido objeto de numerosas leyendas y tradiciones. Según algunas de estas historias, el peine habría sido encontrado en el Monte del Calvario, junto a la cruz de Cristo. Otras leyendas hablan de cómo el peine habría sido objeto de robo y expolio en diversas ocasiones, pero siempre habría conseguido volver a su lugar de origen, en la Catedral de Valencia.
A lo largo de los siglos, el peine-relicario de la Virgen ha sido objeto de numerosas devociones y milagros. Según la tradición, la reliquia habría sido capaz de curar enfermedades y de conceder deseos a los fieles que se acercaban a venerarla.
En la actualidad, el peine-relicario de la Virgen es una de las reliquias más importantes y veneradas de la Catedral de Valencia. Cada año, miles de fieles se acercan hasta la Catedral para contemplar la reliquia y pedir su intercesión en sus oraciones.
Historia
Cabello de la Virgen.—Hállase cuidadosamente encerrado en un relicario que tiene la forma de peine, de oro macizo, con afiligranados adornos, muchas piedras preciosas, y el pie de metal blanco.
Procede la alhaja y la reliquia del donativo de Alfonso V, en cuyo inventario leemos: Una pinta dor ab pedres menudes qo es balaixos granalts y Qafirs e dos perles groses dins lo qual es una lloseta y deis cabells de la Verge Maria la qual pinta está en un peu de or en lo qual y ha dos angeléis que tenen la dita pinta. La alhaja actual es la misma que indica el inventario, escepto los dos angelitos que han sido sustituidos por un pie de metal blanco.
La Catedral de Valencia. José Sanchís y Sirera 1909
Según la tesis doctoral titulada «Las Reliquias y Relicarios de la Catedral de Valencia (ss. XIII-XV)» de Ferran Garcia-Oliver, que aborda la historia de las reliquias y relicarios en la Catedral de Valencia, su importancia, uso y función en el contexto religioso y social de la época.
En relación al peine relicario de la Virgen, menciona lo siguiente en la página 212:
«Un objeto de inestimable valor artístico y devocional conservado en la Catedral de Valencia desde su fundación fue el peine relicario de la Virgen. Éste se encuentra en la actualidad en una de las capillas que rodean la girola, la de Santa Lucía, lugar donde se encuentran la mayoría de objetos custodiados en la sacristía a lo largo del periodo bajomedieval.»
La tesis señala que el peine relicario de la Virgen fue un regalo del duque de Berry a Martín el Humano en 1394 (página 394). Este objeto, considerado de gran valor tanto por su material como por su simbolismo religioso, servía como modelo de opulencia y ostentación. El peine relicario de la Virgen es un ejemplo de las piezas de orfebrería y reliquias que formaban parte del patrimonio real y eclesiástico en la Corona de Aragón y otros reinos europeos.
Después de revisar la tesis doctoral «Las Reliquias y Relicarios de la Catedral de Valencia (ss. XIII-XV)» de Ferran Garcia-Oliver, no se encuentra información exacta sobre cuándo fue entregado el peine relicario de la Virgen a la Catedral de Valencia. Sin embargo, según la tesis (página 394), el peine relicario fue un regalo del Duque de Berry a Martín el Humano en 1394.
Dado que la Catedral de Valencia ha conservado este objeto de valor desde su fundación, es posible que el peine relicario haya sido entregado a la catedral poco después de 1394, pero no se proporciona una fecha exacta en el documento.
El peine relicario de la Virgen, que se conserva en la Catedral de Valencia, es un objeto valioso y de gran importancia histórica y artística. Fue un regalo del Duque de Berry a Martín el Humano en 1394. Este objeto representaría un símbolo de opulencia y ostentación, reflejando la riqueza y el prestigio de las posesiones del Duque en su castillo de Mehun-sur-Yèvre, en Bourges.
El hecho de que el peine relicario se haya conservado en la Catedral de Valencia hasta la actualidad demuestra su importancia y el valor que se le atribuía en la época. Además, sirve como un recordatorio de las conexiones políticas y culturales entre los reinos europeos y los intercambios de arte y objetos de valor que tuvieron lugar en ese tiempo.
El peine-relicario de la Virgen, que contenía cabellos de la madre de Jesucristo, fue un regalo del Duque de Berry, Juan de Valois, a Juan I el Cazador, alrededor de 1394. Este tipo de reliquias marianas también se conservaban en otros templos de la Corona de Aragón.
El relicario de Valencia estaba hecho con una técnica llamada «hilo tirado» o filigrana, que consiste en la soldadura de pequeños hilos de metal sobre una lámina de oro o plata con un diseño preestablecido. La grana se elaboraba fundiendo oro o plata y se vaciaba en una vasija de cabrón molido. La descripción también menciona los cuatro escudos de armas esmaltados que contiene, dos de los cuales son reconocidos como los de la Corona de Aragón.
El relicario experimentó varias reformas entre los siglos XVI y XVII. En el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, se perdieron los ángeles, los brazos y la base que sostenían el relicario de la pinta. En el siglo XX, Sanchis Sivera menciona que la base se cambió por una de «metal blanco», posiblemente de plata o latón.
Por lo tanto, el relicario ha pasado por múltiples cambios y reformas a lo largo de los siglos, pero sigue siendo una pieza de gran valor histórico y religioso.
Los cabellos que había en su interior desaparecieron en el transcurso de la Guerra Civil española.