El Mojón, un punto geográfico emblemático, se encuentra a escasos 2 km de la pintoresca población de Villar del Arzobispo, en la hermosa comarca de La Serranía, en la provincia de Valencia. Este marcador representa mucho más que una simple referencia geográfica, ya que marca el límite que separa los términos municipales de Villar del Arzobispo y Andilla.
La importancia de este mojón radica en su función como punto de demarcación entre dos localidades vecinas. Es una referencia visual clara y precisa que delimita los territorios, estableciendo los límites y las jurisdicciones de cada municipio. El Mojón, con su presencia imponente, se erige como un símbolo de identidad y pertenencia para ambas comunidades.
Este punto geográfico estratégico se encuentra estratégicamente ubicado junto al barranco del Salobral, un curso de agua que atraviesa la zona y aporta vida y riqueza a la región. La belleza natural de los alrededores, con su vegetación exuberante y su paisaje montañoso, realza la importancia y la singularidad de este mojón.
Además de su función como delimitador de los términos municipales, el Mojón también se convierte en un punto de encuentro y conexión entre las comunidades vecinas. Es un lugar donde se entrelazan las historias, las tradiciones y las relaciones sociales entre los habitantes de Villar del Arzobispo y Andilla. Desde tiempos remotos, este punto ha sido testigo de intercambios culturales, comerciales y sociales, contribuyendo a fortalecer los lazos entre las poblaciones cercanas.
El Mojón, con su presencia discreta pero significativa, se convierte en un hito geográfico que trasciende lo meramente administrativo. Es un recordatorio constante de la convivencia y la cooperación entre dos localidades, así como una muestra de la riqueza histórica y cultural de la región de La Serranía. Este mojón nos invita a reflexionar sobre la importancia de los límites territoriales y cómo influyen en la identidad y la relación de las comunidades que coexisten en estos espacios geográficos.
La Covacha de Llatas y el Puntal de Cambra
En este cerro podemos encontrar el enigmático Puntal de Cambra, un tesoro arqueológico que nos lleva de vuelta al fascinante mundo de la cultura del Bronce Valenciano, en la parte de Villar del Arzobispo y a escasos metros ya en la parte de Andilla, la Covacha de Llatas: Un tesoro arqueológico que revela la transición entre el Epipaleolítico y el Neolítico en Valencia. Aunque el uno sin el otro no se podrían entender.
La Covacha de Llatas, situada en el Puntal de Cambra, es un lugar de gran importancia arqueológica que nos transporta a dos momentos clave de la historia de Valencia: la cultura del Bronce Valenciano y la transición del Epipaleolítico al Neolítico. La ubicación estratégica de la Covacha, en el límite entre Villar del Arzobispo y Andilla, enmarca su relevancia histórica y su conexión con el enigmático Puntal de Cambra.
El Puntal de Cambra, un pequeño cerro que forma parte del «Cerro las Cabras», se alza majestuoso en la zona, ofreciendo una panorámica impresionante de la región. En este cerro se encuentran los vestigios de la cultura del Bronce Valenciano, un periodo fascinante marcado por el desarrollo de la metalurgia y la consolidación de nuevas formas de organización social. El Puntal de Cambra es testigo de los avances tecnológicos y culturales de esta época y nos permite adentrarnos en la vida de las comunidades que habitaron estas tierras hace miles de años.
Justo en las cercanías del Puntal de Cambra, adentrándonos en la parte de Andilla, nos encontramos con la Covacha de Llatas, un tesoro arqueológico que nos revela la transición entre el Epipaleolítico y el Neolítico en Valencia. Esta cueva, descubierta en 1948 por Vicente Llatas Burgos, maestro y cronista oficial de Villar del Arzobispo, nos brinda la oportunidad de conocer la forma de vida de los últimos cazadores-recolectores y su contacto con las comunidades neolíticas.
La Covacha de Llatas es un testimonio invaluable de la historia temprana de Valencia. Sus restos arqueológicos, que incluyen industria lítica, fragmentos cerámicos, restos óseos de fauna y malacofauna, nos permiten reconstruir la vida cotidiana de aquellos tiempos remotos. Los estudios realizados en el yacimiento han revelado la evolución de la industria lítica y la presencia de elementos decorativos utilizados como adornos personales.
Además, la Covacha de Llatas ha sido fundamental para comprender el proceso de neolitización en la fachada mediterránea de la península ibérica. En un contexto de interacción entre grupos epipaleolíticos autóctonos y neolíticos foráneos, este yacimiento nos ofrece pistas sobre los cambios sociales, económicos y tecnológicos que tuvieron lugar durante este periodo de transición.
En resumen, la Covacha de Llatas y el Puntal de Cambra son dos tesoros arqueológicos que se complementan y nos brindan valiosa información sobre la historia ancestral de Valencia. Estos sitios nos transportan a tiempos remotos, permitiéndonos descubrir las raíces de nuestra cultura y comprender cómo ha evolucionado a lo largo de los milenios. Explorar estos lugares es sumergirse en un viaje fascinante a través del tiempo, donde la arqueología nos desvela los secretos de nuestros antepasados y nos conecta con nuestra identidad histórica.