Según un estudio británico, Granada ha sido coronada como una de las ciudades más difíciles de recorrer a pie en Europa. Pero, si piensas que esto es una desventaja, solo te falta ver las vistas desde la cima. Entre cuestas que te hacen sudar y un casco histórico que podría ser una pista de obstáculos, la ciudad andaluza es la mezcla perfecta entre turismo y entrenamiento físico.
El ascenso a la gloria (o al Albaicín)
Granada no es una ciudad que te deje indiferente. De hecho, probablemente no te deje ni en paz. El informe de AllClear Travel Insurance, que analizó más de 240 destinos en todo el mundo, ha situado a Granada como la séptima ciudad más difícil de recorrer caminando. Pero, ¿quién necesita una caminata tranquila cuando puedes vivir una aventura? A cada paso que das por el Albaicín, o mientras subes al Realejo, te das cuenta de que Granada es más que una ciudad histórica: es un gimnasio al aire libre. ¿Que pensabas que venías de vacaciones? Error, has venido a un bootcamp turístico.
Con un puntaje de 82 sobre 100 en dificultad, las pendientes de Granada no son aptas para los flojillos. Pero claro, si logras llegar a la cima sin jadear como un maratón de 40 kilómetros, las vistas son tu recompensa. Y ya que estás ahí, tómate una caña, que seguro la has ganado.
Granada: donde la historia se vive… y se suda
La joya de Andalucía no solo es famosa por su Alhambra y sus callejuelas llenas de encanto. También es famosa por ponerte a prueba en cada esquina. Con pendientes más inclinadas que los precios de la gasolina, es fácil entender por qué algunos turistas preferirían un tour en bus. Pero no, aquí la cosa va de caminar. Travel + Leisure, en un intento de ver el lado positivo, sugiere que Granada es el destino perfecto para aquellos que buscan quemar esas tapas que se comieron en el bar. Porque sí, si hay algo que la ciudad tiene además de cuestas, es una oferta de bares de tapas que haría caer en la tentación al más fit de los turistas.
La revista incluso lo vende como una ventaja: “A pesar del esfuerzo, explorar Granada a pie es la mejor manera de disfrutarla”. Lo que realmente significa: “Si sobrevives a la caminata, serás recompensado con unas vistas que te harán olvidar el dolor de piernas… temporalmente”.
Las cuestas de Granada, las nuevas escaladoras
Imagina esto: te levantas en tu hotel, dispuesto a explorar la ciudad. A mitad de camino al Mirador de San Nicolás, te das cuenta de que llevas subiendo una pendiente tan empinada que podrías formar parte de un entrenamiento militar. Es como si la ciudad se hubiera diseñado con la idea de que nadie saliera de allí sin estar en forma. Y aunque a algunos turistas desprevenidos les falte el aire, Alicia Benito, experta en la cultura granadina, lo ve de manera diferente. Para ella, caminar por Granada es “un privilegio exclusivo”, una forma de conectar con la historia y la cultura que no se puede vivir desde el asiento de un autobús.
¿Ámsterdam y sus bicicletas? Eso es para principiantes
Mientras otras ciudades como Ámsterdam o Rotterdam son famosas por ser llanas y súper fáciles de recorrer a pie o en bicicleta, Granada ha decidido hacerle la competencia a las clases de spinning. ¿Por qué conformarse con algo plano y aburrido cuando puedes combinar turismo con un reto físico? Eso es lo que ofrece Granada: cultura, historia, y la oportunidad de volver a casa con unos glúteos firmes como una roca.
Claro, destinos como Venecia, Nueva Orleans o Cancún son un paseo en comparación. Allí puedes caminar tranquilamente, sin sudar la gota gorda, mientras disfrutas del paisaje. Pero Granada te desafía. Y no es una caminata para cualquiera. Aquí no solo vienes a pasear, vienes a enfrentarte a la ciudad como si estuvieras en una carrera de obstáculos… con tapas al final de la meta.
¿Granada es para valientes?
Sí, Granada no es una ciudad para los turistas que buscan una caminata tranquila sin que les falte el aire. Pero aquellos que se atrevan a aceptar el reto de sus empinadas calles se encontrarán con una recompensa que pocos destinos pueden igualar: vistas espectaculares, una historia rica en cada esquina, y un ambiente vibrante que te hará olvidar el esfuerzo (al menos hasta que bajes la próxima cuesta).
Así que, si estás dispuesto a quemar esas calorías extra que ganaste con las tapas y el vino, Granada es tu destino. Solo asegúrate de llevar calzado cómodo y prepararte para sentir cada músculo de tus piernas al día siguiente. Porque en Granada, caminar no es solo un modo de transporte, es un reto y un privilegio.
¿Y tú?
¿Qué prefieres, un paseo relajado por Ámsterdam o el desafío físico que te propone Granada? ¿Te atreverías a enfrentar las empinadas cuestas del Albaicín a cambio de unas vistas increíbles? ¡Cuéntanos tu experiencia, que seguro hay más de un valiente dispuesto a conquistar las calles de esta mágica ciudad!