¿Quién quiere trabajar menos? España se lo está pensando… muy seriamente

octubre 15, 2024
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Por mis cojones, noticias con humor

El Gobierno y los sindicatos debaten si reducir la jornada laboral en España a 37,5 horas semanales para 2025. Mientras tanto, el 2024 será el campo de pruebas con 38,5 horas y mucho café en las oficinas. ¿Pero será todo esto tan fácil como suena?

Cuando Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, se pone manos a la obra, ya sabemos que no será un paseo por el parque. Esta vez, el reto es nada más y nada menos que reducir la jornada laboral de los españoles. Porque claro, trabajar 40 horas a la semana es cosa del pasado… o al menos eso nos quieren hacer creer.

Pero, ¿qué propone exactamente el Gobierno? Bueno, la idea es que en 2024 los trabajadores españoles pasen de la clásica jornada laboral de 40 horas semanales a unas elegantes 38,5. Sí, solo una hora y media menos, pero oye, ¡eso es un café extra al día! O al menos así lo venden. Y si todo sale bien, el plan es que en 2025 se reduzcan a 37,5 horas, con el horizonte de que todos los curritos se vayan a casa un poquito antes para ver cómo Telecinco reemite programas viejos.

Pero como ya sabemos, nada en este país se mueve sin una buena dosis de reuniones, largas jornadas de negociación y, por supuesto, muchas tazas de café (¡gracias, jornada reducida!). El problema es que el sueño de trabajar menos tiene su némesis: los empresarios, que no están muy por la labor de convertir esta fantasía en realidad.

Empresarios VS Sindicatos: ¿la lucha del siglo o un mal capítulo de telenovela?

Aquí es donde el drama entra en escena. Porque si bien Yolanda y sus colegas del Gobierno están convencidos de que recortar unas cuantas horas de trabajo es la clave para la felicidad nacional, los empresarios, encabezados por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), no están tan seguros.

De hecho, la CEOE está más preocupada por lo que ellos llaman «el incremento en los costes empresariales». Traducido al lenguaje común: si nos ponéis a trabajar menos horas sin tocar los salarios, no sabemos cómo vamos a pagar las nóminas. Y claro, ahí es donde empieza la pelea.

Los sindicatos, por otro lado, no se lo están tomando a la ligera. Ellos insisten en que trabajar menos no solo mejora la calidad de vida, sino que también aumentará la productividad. Porque, aparentemente, trabajar menos horas equivale a ser más eficiente… o al menos esa es la teoría que defienden. ¡Y quiénes somos nosotros para discutirlo!

La secretaria de Acción Sindical de CC OO, Mari Cruz Vicente, ya ha dejado caer que este tira y afloja va para largo. Incluso se ha hablado de que esta reducción de la jornada laboral podría retrasarse hasta 2026. Vamos, que si eres de los que ya estaba preparando las zapatillas para salir del trabajo más temprano, mejor que las guardes en el armario, porque todavía queda bastante tela que cortar.

2024, el año del «piloto» (y no estamos hablando de aviones)

Lo que sí está claro es que el 2024 va a ser un año interesante. El Gobierno ha decidido que, antes de lanzarse de cabeza a las 37,5 horas semanales, primero vamos a probar con 38,5. Porque claro, si ya te ponen un poco más de tiempo libre, ¿para qué quejarse, verdad?

Este año de prueba será crucial para ver si realmente es viable que los españoles trabajemos menos sin que el país entero se venga abajo. Será el momento de observar si las empresas pueden mantener sus beneficios sin hacer recortes drásticos en sus plantillas, y si los trabajadores aprovecharán esas horas extra para ser más productivos… o simplemente para alargar el desayuno.

Las empresas pequeñas: ¿supervivencia o desastre?

Un punto de gran fricción en toda esta historia son las micropymes, esas empresas con menos de 10 trabajadores. Para estas, la reducción de jornada es un auténtico quebradero de cabeza. Según la CEOE, si obligan a las pequeñas empresas a convertir contratos a tiempo parcial en contratos a jornada completa, estas se verán obligadas a gastar más en salarios. Y en el mundo de los negocios, gastar más sin ganar más no es exactamente la receta para el éxito.

El Gobierno, en su afán de tranquilizar los ánimos, ha propuesto una serie de bonificaciones para las micropymes que adopten estas medidas. Pero claro, por más que ofrezcan caramelos, a los empresarios les sigue preocupando tener que pagar por esos caramelos. La pregunta del millón es: ¿cómo afectará esta reducción de jornada a las empresas pequeñas y medianas? Y lo más importante, ¿sobrevivirán al cambio o acabarán en una larga fila de insolvencias?

Y el salario, ¿qué?

El eterno dilema de «trabajar menos pero cobrar lo mismo» es la zanahoria que el Gobierno ha puesto delante de los trabajadores. Porque claro, si vas a trabajar menos horas, lo último que quieres es que te toquen el sueldo. Pues bien, la buena noticia es que, según los planes de Yolanda Díaz, la reducción de la jornada laboral no afectará al salario. Lo que sí sucederá es que el valor de la hora trabajada aumentará ligeramente. De hecho, en 2024, una hora de trabajo valdrá 9,5 euros, y en 2025, 9,75 euros. No es que te vayas a hacer rico, pero oye, menos es nada.

Además, el Gobierno también ha prometido que seguirá subiendo el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que este año ya ha alcanzado los 1.323 euros al mes. No se sabe cuánto más subirán, pero la tendencia apunta a que seguirán ajustándolo para que nadie se quede atrás.

¿Y qué pasa si no nos ponemos de acuerdo?

El escenario más preocupante es que las negociaciones se alarguen tanto que acabemos posponiendo todo hasta 2026. Pero Yolanda Díaz ya ha salido a desmentir ese rumor, diciendo que «es rotundamente falso». Aun así, con tantos intereses en juego, es difícil prever cuándo, o si, se llegará a un acuerdo. Y mientras tanto, los trabajadores seguimos esperando, soñando con ese día en el que las 37,5 horas sean una realidad.

Así que la pregunta que nos hacemos todos es: ¿se logrará el acuerdo antes de que todos envejezcamos en nuestras oficinas? ¿O tendremos que esperar tanto tiempo que para cuando llegue, ya estemos todos disfrutando de la jubilación?

Mientras tanto, España sigue pendiente de las reuniones, los cafés y, quién sabe, tal vez algún que otro milagro.

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