Yolanda Díaz pierde en el Congreso, pero gana… en narrativa (o cómo convertir una bofetada parlamentaria en “liderazgo reforzado”)

septiembre 14, 2025
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Sumar defiende que su jefa sale más fuerte después de que su reforma estrella, la jornada de 37,5 horas, haya sido rechazada por PP, Vox y Junts. Porque claro, en política, perder ahora es lo nuevo ganar.


En política, como en las bodas, no importa que todo salga mal: lo esencial es salir bien en la foto. Y eso es justo lo que está intentando hacer Sumar, el partido que se parece cada vez más a una startup de PowerPoint con eslóganes bienintencionados y resultados difusos.

Después de que Yolanda Díaz se comiera una derrota parlamentaria de las que hacen época, con su ley para reducir la jornada laboral a 37,5 horas tumbada por la oposición de PP, Vox y, sorpresa, Junts, su portavoz en el Congreso, Verónica Martínez Barbero, ha salido con el mejor estilo de coach motivacional a soltar que Yolanda “sale reforzada”.

¡Reforzada! Como si en vez de perder una votación crucial, hubiera salido de un escape room sin pistas y con una venda en los ojos.

Verónica defendió que Díaz “sigue siendo el referente de Sumar”, lo cual es como decir que el Titanic fue un referente de ingeniería naval… hasta que chocó contra la realidad.

Porque vamos a repasar los hechos:

  • Yolanda presenta su gran proyecto estrella: bajar la jornada laboral sin bajada de sueldo.
  • Se vende como revolución social, como si estuvieran a punto de escribir el nuevo Estatuto de los Trabajadores en verso.
  • Llega al Congreso.
  • Y no solo no pasa… sino que lo tumban hasta sus supuestos “socios naturales”, como Junts.

Vamos, que si esto es salir reforzada, no queremos saber qué aspecto tiene salir escaldada.

Pero ojo, que el argumentario de Sumar no se detiene ahí. Al parecer, esta derrota parlamentaria es solo “una pausa táctica”. O lo que es lo mismo: han perdido, pero con dignidad, como esos equipos de tercera división que celebran no haber encajado más de seis goles.

Y es que Yolanda Díaz, que hace no tanto se paseaba por platós y cumbres sindicales como la nueva musa del progresismo laboral, empieza a coleccionar tropiezos como si fueran insignias de mérito. Primero, su huida emocional y estéticamente cuidada de la coordinación de Sumar, después la fragmentación del espacio político que ella misma prometía unir, y ahora esto.

Pero claro, en política moderna, perder no es fracasar, es resignificar el camino. Y eso en Sumar lo han entendido muy bien.

Verónica insistió también en que la propuesta de Díaz “sigue viva”. Técnicamente sí, como un zombi parlamentario que ha perdido miembros pero sigue andando. Aunque la realidad es que ahora mismo el proyecto de ley tiene menos futuro que un curso de catalán impartido por Ayuso.

Y si había dudas, la portavoz remató con una frase que debería imprimirse y colgarse en todas las sedes de partidos sin rumbo:

“Es normal que nos ataquen, porque somos quienes cambiamos las cosas”.

Claro, claro. Te rechazan la ley, te critican tus propios socios, pero es porque les das miedo. No porque tu propuesta fuera técnicamente dudosa, sin acuerdo con empresarios, o metida con calzador en un momento políticamente inestable. No. Es porque brillas demasiado.

Y mientras tanto, Junts, ese socio al que se le llama para los pactos de investidura pero se le ignora cuando se votan leyes, ha dejado claro que no va a ser el comodín de nadie. No hay reducción de jornada para ti, Yoli. La república catalana no trabaja menos, trabaja distinto.

La pregunta final, inevitable:
¿Crees que en la política española ya no importa ganar votaciones, sino vender bien las derrotas?

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