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La tele en España parece reducida a dos opciones: David Broncano con su La Revuelta en TVE y Pablo Motos con su imbatible El Hormiguero en Antena 3. La guerra está en pleno apogeo, pero algunos preferimos quedarnos al margen y no ver ninguno de los dos. ¿Te pasa lo mismo?
Encender la tele en España se ha vuelto una experiencia algo frustrante para muchos, especialmente si, como yo, no tienes demasiado interés en ver cómo David Broncano hace chistes sobre la vida moderna o cómo Pablo Motos juega con hormigas parlantes y famosos de turno. Porque, seamos sinceros, parece que la televisión española se ha convertido en el «Broncano vs. Motos show», y si no te interesa ninguno de los dos, pues… buena suerte intentando encontrar otra cosa que ver.
Es como si todo lo demás hubiera desaparecido. Da igual que intentes hacer zapping o que busques algo más relajado, las opciones parecen reducirse a estos dos titanes del entretenimiento. Pero, ¿qué ha pasado para que la tele se convierta en esto? Vamos a desentrañar este fenómeno y, de paso, intentar descubrir qué podemos hacer los que no queremos ver ni a Broncano ni a Motos.
¿Dónde están los demás programas?
Hasta hace no tanto, el panorama televisivo en España ofrecía una variedad de programas para todos los gustos. Había espacio para concursos, series de calidad, programas de entrevistas y debates de actualidad. Pero ahora parece que todo se ha reducido a dos opciones. Si es hora de cenar y pones la tele, lo más probable es que te encuentres con El Hormiguero en Antena 3 o con La Revuelta en TVE, como si no existieran más opciones.
El formato de ambos programas es simple pero efectivo: El Hormiguero, liderado por Pablo Motos, ha conquistado a la audiencia con su mezcla de ciencia, humor y famosos que hacen el ridículo por un rato. Lo que empezó siendo una propuesta simpática se ha convertido en el imperio de Motos, que se ha mantenido imbatible durante años en el access prime time. La audiencia fiel y los grandes patrocinadores han asegurado su puesto de mando, y Motos no parece estar dispuesto a cederlo.
Por otro lado, está David Broncano, quien, tras su éxito en La Resistencia, decidió lanzarse a la piscina pública con La Revuelta en TVE. Broncano es el nuevo chico rebelde de la tele, con un humor más desenfadado, absurdo y muchas veces infantil, pero que ha logrado captar a un público joven y más alternativo. Su programa es lo opuesto a la pulcritud de El Hormiguero: mientras que Motos juega a ser el amigo perfecto de los famosos, Broncano se ríe de todo y de todos, incluida la televisión misma.
El conflicto: ¿es la televisión o una cuestión cultural?
El choque entre estos dos programas ha desatado lo que muchos llaman una especie de «guerra cultural». Mientras que El Hormiguero suele alinearse más con una audiencia familiar y tradicional, La Revuelta apela a una generación más joven que busca algo diferente. Y claro, este enfrentamiento televisivo ha terminado por dividir a la audiencia en dos bandos claramente marcados. Como en cualquier batalla, hay fans acérrimos de ambos lados que defienden a capa y espada a su presentador favorito.
Es curioso ver cómo algo tan simple como encender la tele después de cenar puede convertirse en una declaración de principios. En las redes sociales, los seguidores de ambos programas no paran de discutir sobre cuál es mejor, qué entrevistado estuvo más divertido o si Broncano se pasó de rosca con tal o cual chiste. Parecen discusiones de barra de bar, pero multiplicadas por miles de tweets y comentarios.
Y aunque esto podría sonar inofensivo, lo cierto es que algunos lo ven como un reflejo de una polarización más profunda en la sociedad española. Hay quienes ven en El Hormiguero una representación del status quo, mientras que La Revuelta encarna la resistencia contra ese mismo sistema. Una batalla de egos que, por momentos, parece política. Y para aquellos que no vemos ni uno ni otro, el ruido mediático es casi imposible de ignorar.
El drama de no ver ni a uno ni a otro
Entonces, ¿qué pasa si no te interesa ninguno de los dos? ¿Si no te hacen gracia ni las bromas de Broncano ni las entrevistas de Motos? Pues que te quedas con la sensación de que la televisión española ha dejado de pensar en ti. Entras en Twitter y es todo El Hormiguero o La Revuelta, te encuentras a tus amigos discutiendo sobre el último invitado o el chiste del día, y tú, mientras tanto, te preguntas si serás el último en la Tierra que todavía disfruta de ver documentales sobre tiburones.
Es como si la tele hubiera olvidado que hay gente que no se siente representada por estos dos extremos. Que ni el humor familiar de Motos ni el caos de Broncano encajan en lo que estás buscando después de un día largo. Pero, claro, cuando la guerra está entre los dos programas más vistos del prime time, ¿quién tiene tiempo para preocuparse por los que no estamos viendo ninguno?
¿Qué alternativas hay en la tele?
Por supuesto, todavía quedan otras opciones en la tele, pero parecen estar condenadas a ser invisibles ante el gigante que representan estos dos programas. Hay series, concursos e incluso algún que otro programa de entrevistas más tranquilo. Pero es difícil que algo destaque cuando la conversación pública está monopolizada por El Hormiguero y La Revuelta.
Para los que no sintonizamos ninguno de los dos, la clave está en buscar fuera del mainstream. Plataformas de streaming como Netflix, HBO o Prime Video nos ofrecen contenido de todo tipo, y aunque no formen parte de la conversación diaria en Twitter, al menos no nos obligan a elegir entre un bando u otro. Tal vez ese sea el futuro de la televisión para aquellos que, como yo, no queremos ver ni a Motos ni a Broncano: un futuro donde la oferta es tan variada que podemos simplemente desconectar de la guerra cultural y reírnos con lo que realmente nos gusta.
Conclusión: ¿es esto una dictadura televisiva?
Al final, la pregunta que queda es: ¿se está convirtiendo la televisión española en un monopolio de dos presentadores? A primera vista, parece que sí. Pero la realidad es que, como espectadores, tenemos más poder del que pensamos. Podemos elegir apagar la tele, buscar otras opciones o, mejor aún, reivindicar que hay vida más allá de Broncano y Motos. Mientras tanto, la guerra sigue, pero algunos preferimos quedarnos en el lado neutral, disfrutando de un buen documental o, por qué no, saliendo a dar un paseo.
Y tú, ¿eres de los que no se suman a la guerra televisiva de Broncano y Motos? ¿O has caído en la trampa de seguir a uno de los dos? ¡Cuéntanos tu táctica para sobrevivir al duopolio del prime time!