Una española en Corea del Sur se encuentra con un restaurante de tapas que le deja sin palabras. Desde un gazpacho digno de su abuela hasta un cochinillo segoviano cortado con un plato (¡sí, con un plato!), descubre cómo el sabor español ha cruzado fronteras… aunque a los coreanos les falte un poquito de sal.
En el imaginario colectivo español, hay pocas cosas más sagradas que la gastronomía: el jamón ibérico, la paella, las patatas bravas… y el cochinillo, por supuesto. Así que imagínate el asombro de una española que vive en Corea del Sur cuando se topa con un restaurante de tapas que, según su propio veredicto en TikTok, está a la altura de lo que podría encontrarse en cualquier rincón de nuestro país. «Un viaje a España sin salir de Seúl», declara en su vídeo, y claro, con semejante afirmación no nos queda más remedio que alucinar.
El gazpacho que sabe a mamá
La aventura gastronómica de nuestra protagonista comienza con el plato más básico pero esencial de cualquier cocina española que se precie: el gazpacho. “Me recordó al de mi madre”, asegura, con esa nostalgia que solo un buen chorro de aceite de oliva y un diente de ajo pueden evocar. Y es que, para los expatriados, encontrar un gazpacho que te transporte directamente a las reuniones familiares en pleno agosto, sudando la gota gorda en la terraza de la abuela, no tiene precio.
¡Pero no se vayan todavía, aún hay más! No contenta con el gazpacho, la valiente española también se lanzó a probar las patatas bravas, esas gloriosas papas fritas cubiertas con salsa picante que, si están bien hechas, pueden despertar hasta el paladar más adormilado. Según cuenta, las bravas en cuestión estaban a la altura de las mejores, aunque aquí ya nos podemos imaginar que a más de un español le saltarán las alarmas: «¡¿Bravas en Corea?!». Pues sí, y estaban “de rechupete”, según la TikToker.
El cochinillo coreano: ¡Cortado con plato como manda la tradición!
Lo más sorprendente de su experiencia, sin embargo, llegó con el plato estrella: el cochinillo segoviano. Si bien es normal encontrar restaurantes en el extranjero que ofrecen jamón, tortilla o croquetas, no es tan común toparse con un sitio que se atreva con algo tan emblemático y delicado como el cochinillo. Pero lo que realmente la dejó sin palabras (y a las redes también) fue el ritual de trinchar el cochinillo con un plato de cerámica. ¡Tal y como se hace en los restaurantes de Segovia!
Cuando el chef coreano, con una destreza que ya querrían muchos, cortó el cochinillo con un plato en lugar de un cuchillo, la española casi suelta una lagrimita de emoción. Según ella, todo estaba perfectamente ejecutado: una corteza crujiente, la carne jugosa y suave, y el chef replicando a la perfección ese gesto tan simbólico. Resulta que el cocinero estudió en San Sebastián, lo que quizás explique su habilidad para dominar uno de los rituales gastronómicos más icónicos de España.
Tapas al estilo coreano, pero… ¡sin sal!
A pesar de su entusiasmo general, la TikToker española no pudo evitar ponerle una pequeña pega a la experiencia culinaria: la falta de sal. Y es que, según explica, a los coreanos no les gusta mucho el sabor salado. Un detalle menor para ella, que salió encantada, pero que nos hace pensar si quizás alguien debería enviar un cargamento de sal marina directamente a Seúl.
Porque claro, todos sabemos que la sal es el alma de la cocina española. Sin sal, el gazpacho pierde ese toque vibrante, las bravas saben a patatas tristes, y el cochinillo… bueno, el cochinillo aún podría salvarse, pero definitivamente le falta ese “punch” final. Quizá el cocinero coreano esté respetando los gustos locales, pero para nosotros, los españoles, es casi un crimen culinario. Y ya lo dice el refrán: “Donde no hay sal, no hay alegría”. O algo así.
Las redes reaccionan: ¿Una invasión española en Corea del Sur?
El vídeo no tardó en hacerse viral, y las redes no han dejado de comentar la experiencia de la española. Muchos compatriotas no pueden evitar sentir envidia sana al ver que, mientras ellos se conforman con un bocadillo de jamón mediocre en algún aeropuerto europeo, esta chica se está zampando un cochinillo de primera en pleno Seúl.
Los comentarios en TikTok no tienen desperdicio. Algunos usuarios españoles aplauden la habilidad de los coreanos para replicar con tanta precisión la comida patria, mientras que otros no pueden evitar bromear sobre la falta de sal. “Ya me imagino al chef pensando que los españoles somos unos exagerados con la sal”, comenta uno entre risas.
Otro usuario propone crear una “Embajada de la Sal” para que ningún plato español en el extranjero vuelva a sufrir esta carencia básica. Y claro, no faltan los que ya están planeando sus próximas vacaciones gastronómicas a Corea del Sur. Porque si hay algo que une a los españoles, además del fútbol y las quejas por el calor, es la pasión por la comida. Y si en Corea del Sur hay cochinillo que vale la pena, ¡pues nos vamos!
La auténtica pregunta: ¿Hasta dónde llega la influencia de la comida española?
El éxito de este restaurante de tapas en Corea del Sur nos lleva a plantearnos una cuestión interesante: ¿está la gastronomía española conquistando el mundo? Porque, seamos sinceros, no es la primera vez que nos encontramos con sorpresas culinarias patrias en lugares insospechados. Desde paellas que te encuentras en supermercados de Dubái hasta churros en las calles de Tokio, parece que los sabores de España se están expandiendo más rápido que una ola de calor en agosto.
Pero, ¿realmente es posible replicar la cocina española al 100% fuera de nuestras fronteras? Aunque en este caso el restaurante ha conseguido acercarse mucho, todavía queda el eterno debate sobre si el paladar extranjero puede realmente entender la magia del jamón serrano o del tinto de verano. Quizás la sal sea ese último obstáculo que tenemos que superar para lograr la conquista culinaria definitiva.
Conclusión: ¿Vale la pena probar la comida española en el extranjero?
Después de todo esto, la respuesta es clara: sí, vale la pena. Aunque siempre es mejor disfrutar de nuestras tapas y platos en una terraza española con una copa de vino de la tierra, parece que algunos lugares en el extranjero están logrando replicar nuestra comida con sorprendente éxito. Y si el cochinillo cortado con un plato ha llegado a Corea del Sur, ¿qué será lo próximo? ¿Unos churros con chocolate en pleno desierto de Mongolia?
La verdadera pregunta, querido lector, es: ¿te atreverías a probar un cochinillo coreano o prefieres mantenerte fiel al original segoviano? ¡Cuéntanos qué piensas y que no falte la sal en la conversación!