Conquistando el estómago de cada provincia: el tour culinario de España que te hará pedir una siesta en cada parada

septiembre 19, 2024
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Por mis cojones, noticias con humor

España es un festín gastronómico en cada esquina, desde los cochinillos asados de Segovia hasta los calçots de Tarragona. Recorremos el país con el estómago vacío y el tenedor en la mano, explorando los manjares que hacen que cualquier dieta sea un mito que solo respetas en casa.

Viajar por España es como asistir a un buffet libre, pero de esos donde te quedas en la mesa sin que te echen. Cada provincia es un plato diferente que, sin miramientos, te hace plantearte si alguna vez podrás entrar en esos vaqueros ajustados que llevas en la maleta. Y lo cierto es que no importa. Aquí, la única ley que importa es la de la gravedad… cuando te tumbas después de una fabada asturiana.

Galicia: Empanadas y pimientos con personalidad múltiple

Empezamos nuestro recorrido en Galicia, tierra de meigas, mariscos y preguntas sin respuesta. Y es que preguntarle a un gallego si prefiere la empanada o el pulpo a la gallega es meterse en un terreno peligroso. Pero, sin duda, la empanada gallega se lleva el premio a la «comida para llevar» más querida por los viajeros, porque puedes comerla en el coche, en la playa o mientras huyes de un temporal en la costa.

Y claro, si tienes suerte de que no te toque un pimiento de Padrón picante, tu experiencia será tan placentera que solo extrañarás un vasito de vino Ribeiro. Por otro lado, si te toca el picante… bueno, ¡al menos ya puedes decir que has sobrevivido a un campo de batalla gallego!

Álava: Pochas, el pequeño lujo de la huerta vasca

Saltamos a Álava, donde las pochas, esas humildes judías blancas, han conseguido lo que muchas legumbres sueñan: estar en boca de todos. Eso sí, después de probarlas con chorizo, la siesta no es una opción, es una obligación.

Acompañadas de un buen tinto de Rioja Alavesa, las pochas se convierten en una de esas comidas que harían llorar de alegría al mismísimo chef más exigente de MasterChef. Y si no te gusta el chorizo… ¡pues ya te estás perdiendo lo mejor de la vida!

Asturias: Fabes y cachopo, el gimnasio mental

Aquí, en la tierra de los vaqueros y la sidra escanciada con técnica ninja, no podíamos dejar pasar la fabada asturiana, un guiso que te abraza como el chaleco de tu abuela cuando hace frío. Las fabes, ese manjar que se cocina a fuego lento, pueden hacer que te replantees la necesidad de una segunda porción, aunque luego maldigas las leyes de la física al intentar moverte de la silla.

Y para los que no se atreven con los guisos, el cachopo es la versión asturiana de un «¿por qué no?». Dos filetes de ternera gigantes, rellenos de jamón y queso, fritos hasta la perfección. ¿Te duele el corazón solo de leerlo? Pues espérate a probarlo, es el gimnasio mental que nunca quisiste pero que siempre necesitaste.

Valencia: La verdadera paella y el dilema internacional

Hemos llegado a Valencia, hogar de la paella. Pero, por favor, querido lector, nunca menciones la palabra «chorizo» en la misma frase. Eso sería como tirarles la fallera mayor al Turia sin flotador. La paella valenciana es todo un arte y tiene sus reglas: pollo, conejo, judía verde y garrofó, y si se te ocurre añadir algún otro ingrediente sospechoso, te sacan del restaurante a empujones.

También está la fideuá, para aquellos que piensan que el arroz no es suficiente. Y si todavía te queda espacio, ¡adelante con el esgarraet, que nadie ha dicho que la vida fuese fácil para los estómagos débiles!

Castilla y León: Carnes que hacen historia

Dejando los arroces de lado, nos vamos al reino de las carnes: Castilla y León, donde el cochinillo y el lechazo se disputan el título de «mejor razón para un coma alimenticio». En Segovia, el cochinillo tiene tanta fama que podría presentarse a las elecciones municipales, y el lechazo en Burgos es tan venerado que no me sorprendería si algún día lo declaran santo patrón.

Y si ya no puedes más con tanta carne, las yemas de Santa Teresa en Ávila son la dulzura que te hace recordar que, después de todo, la vida tiene su lado tierno… justo antes de que te dé la modorra definitiva.

Andalucía: Gazpacho y alegría en cada bocado

Andalucía, el sur del sur, donde las tapas son un estilo de vida y el gazpacho es la única sopa que puedes beber como si fuese agua en verano. Aquí no se habla solo de gastronomía, sino de arte culinario. Desde el salmorejo cordobés que te invita a mojar pan sin parar, hasta el pescaito frito de Cádiz, que te hace replantearte tu relación con los fritos.

Y no podemos olvidarnos del flamenquín o del ajo blanco de Málaga, la sopa fría que lleva almendras y ajo para que te refresques y al mismo tiempo te acuerdes de que, sí, comer es un placer… y un deporte de riesgo si te pasas con las raciones.

Conclusión: ¿Cuántas provincias crees que podrás conquistar con el estómago?

Este viaje culinario por España nos ha dejado claro que cada rincón del país tiene su especialidad, su plato estrella y su secreto bien guardado. Si algún día decides hacer la ruta gastronómica completa, solo te doy un consejo: empieza con el cinturón flojo. ¿Cuál será tu primera parada? ¿O te atreves a hacer el maratón completo con varias siestas de por medio?

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