En la rica tapestria histórica de España, las estructuras arquitectónicas cuentan relatos que trascienden el paso de los siglos. Un ejemplo notable es la Ermita de San Lázaro, situada en la calle de Sagunto, que ha sido testigo de metamorfosis significativas a lo largo de los siglos. Su historia nos remonta a una época posterior a la Reconquista, donde las leproserías desempeñaban un papel crucial en la atención de los marginados de la sociedad.
La leprosería de San Lázaro fue fundada en 1254 por Arnaldo de Cardona, un benefactor que vio la necesidad de proporcionar un refugio y atención médica a los leprosos y a los pobres. La creación de esta leprosería vino como un alivio durante una época en la que la lepra era una enfermedad temida y altamente estigmatizada. Además de servir como un refugio para los leprosos, la leprosería también funcionaba como hospital para los pobres, cumpliendo esta función hasta la creación del Hospital General en el siglo XVI. Con la creación de esta nueva infraestructura hospitalaria, la leprosería continuó enfocándose en la atención de los leprosos, un servicio que prestó hasta el siglo XVIII.
El complejo en su apogeo no solo era una leprosería, sino que contaba con diversas dependencias que incluían pabellones para enfermos, estancias para leprosos que no pernoctaban, cocinas, comedores, una iglesia y una casa de labranza donde se cultivaban viñas. Esta estructura bien organizada refleja el compromiso de la sociedad de la época en brindar una vida digna a los afectados por la lepra, aunque estuvieran segregados.
Con el paso del tiempo, la necesidad de leproserías disminuyó y las instalaciones de San Lázaro encontraron un nuevo propósito. En torno a 1980, el sitio que una vez fue un refugio para los leprosos y los pobres, mostraba una nueva cara como la Ermita de San Lázaro, y posteriormente, tras una remodelación eclesiástica, se convirtió en parroquia. Aunque gran parte de las estructuras originales ya no existen, la entrada de la antigua leprosería se conserva como un recordatorio silencioso del pasado humanitario y médico del lugar.
El viaje histórico de la Ermita de San Lázaro es una representación tangible de cómo las estructuras pueden evolucionar y adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad, al tiempo que conservan un hilo de conexión con su noble pasado. La historia de la Ermita de San Lázaro es un relato conmovedor de compasión, adaptación y transformación a lo largo de los siglos en el corazón de España.