La Historia es vulnerable a la desfiguración de dos formas: inventando sucesos que nunca ocurrieron o convirtiendo los hechos ocurridos en mitos o leyendas. Un artículo dedicado a Valencia, señalaba que existe una leyenda que cuenta que el sacerdote de la localidad de Lluxent escondió las hostias consagradas en una montaña, ante un combate inminente, y que las hostias aparecieron ensangrentadas cuando los soldados cristianos ganaron el combate. Sin embargo, hay una ligereza en adscribir el protagonismo del hecho eucarístico al párroco de Luchente, cuando en realidad fue el capellán de los Tercios de Calatayud, Daroca y Teruel, mosen Mateo Martínez, quien consagró seis formas que luego aparecieron convertidas en sangre en los corporales, tras un ataque de los moros en el Castillo de Chio. Debido a que el suceso ocurrió en territorio infiel, los corporales fueron llevados en una mulilla ciega hacia Aragón, cayendo y muriendo en Daroca. Desde entonces, se han custodiado allí y los Reyes Católicos donaron las tablas-armario que contienen la arqueta primitiva.
El Milagro fue defendido por santos como Tomás de Aquino y Buenaventura ante el Papa Urbano IV y fue declarado fiesta universal en la Iglesia, la del Corpus Christi. La primera procesión y peregrinación del Corpus tuvo lugar en 1239, de Luchente a Daroca, con conversiones y milagros que se han sucedido hasta nuestros días. Se conceden años santos y diversos historiadores, como Lafuente, Zurita, el maestro Ciruelo, fray Luís de Granada y San Vicente Ferrer, han investigado o predicado sobre el sagrado misterio. En 1579, Tomás Orrios de la Torre, canónigo de la Colegial, escribió el memorial ante el Rey Carlos III y sus Cortes, con ocho ediciones.
La información que se atribuye al historiador Rafael Narbona en el artículo mencionado pudiera herir la sensibilidad religiosa de los valencianos, cuyo propio Corpus Christi, que formaba parte de la Corona de Aragón, ha alcanzado una gran relevancia. Recientemente, un equipo de historiadores aragoneses ha publicado un libro sobre «La puerta del perdón de Santa María de los Corporales de Daroca». En la Eucaristía hay algo más que historia, hay una fe que es don y es gracia, un misterio sagrado que nunca debe convertirse en un mito.