Catí es una pequeña población del Alt Maestrat, situada en Castellón, que destaca por su belleza y encanto. Con una altitud de más de 600 metros sobre el nivel del mar, la ciudad es conocida por su producción de quesos, pero también cuenta con un pequeño casco antiguo y una arquitectura medieval que la hacen muy atractiva para los visitantes.
La ciudad está inmersa en la tranquilidad del mundo rural y posee callejuelas estrechas, ventanales enrejados y escudos blasonados que reflejan su historia y tradición. Catí es un ejemplo excepcional de asentamiento medieval, que todavía conserva su trazado urbano original. Además, cuenta con numerosas muestras de arquitectura de la época, adornadas con escudos y emblemas medievales que le otorgan un gran valor histórico y cultural.
Entre las construcciones destacan la Casa del Delme, la Lonja o Casa de la Vila, la Casa Miralles, la Iglesia de la Asunción o la Calle Mayor. Su casco urbano ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico, debido a la gran riqueza patrimonial que conserva.
La Iglesia gótica, que se inició en el siglo XIV, es una de las principales atracciones de la ciudad. En su interior destaca el famoso retablo pintado por Jacomart, dedicado a San Lorenzo y San Pedro de Verona. El templo es una muestra más de la arquitectura gótica civil del Maestrat, que se puede observar en los bellos edificios de la ciudad, con puertas de arcos de piedra, ventanales góticos y blasones de casas señoriales, entre ellos la Lonja o Casa de la Vila, la Casa de los Miralles, Delme, la Casa de los Monserrats y la Casa de la Plaza.
La gastronomía es otro de los puntos fuertes de Catí. Los quesos de Catí son una tradición en la comarca del Alt Maestrat. Las variedades de quesos de romero y trufado, junto con los de vino o cerveza, son los que más destacan y se han convertido en un producto muy valorado por los visitantes.
Además, no se puede dejar de visitar la ermita de la Mare de Déu de L’Avellà, que se conoce como la capilla sixtina del Maestrago. El templo, ubicado cerca de Catí, es una muestra más de la riqueza patrimonial de la zona. Asimismo, el anexo balneario, sus aguas y su restaurante, son uno de los mejores planes para desconectar cerca de Catí. La visita a la ermita permitirá descubrir el porqué de su nombre homónimo con la que se encuentra en Roma.
Gastronomía
Pero sin duda, uno de los mayores atractivos de Catí es su gastronomía. Los quesos de Catí son una tradición en la comarca del Alt Maestrat, y se pueden encontrar en todas las tiendas y establecimientos de la localidad. El queso de romero y el queso trufado son dos de las variedades más populares, pero también se pueden probar quesos de vino, cerveza o pimienta, entre otras opciones. Además, en Catí se pueden encontrar otros productos típicos como el aceite de oliva, los embutidos o la miel.
La elaboración de queso en Catí se remonta a varios siglos atrás, siendo una actividad que ha estado presente en la comarca del Alt Maestrat desde tiempos inmemoriales. El queso de Catí se caracteriza por su sabor intenso y su textura cremosa, y es considerado como uno de los mejores quesos de la Comunidad Valenciana.
La producción de queso en Catí se realiza de forma artesanal, siguiendo las técnicas tradicionales transmitidas de generación en generación. Se utiliza leche cruda de cabra, oveja o vaca, dependiendo de la variedad de queso que se desee elaborar. El queso se deja madurar durante varias semanas, en condiciones de temperatura y humedad controladas, para conseguir su sabor y textura característicos.
Además de los quesos, en Catí se pueden degustar otros productos locales como el aceite de oliva, los embutidos y la miel. El aceite de oliva se produce en la comarca del Alt Maestrat desde hace siglos, y es conocido por su calidad y sabor. Los embutidos de la zona, como la longaniza, el salchichón o la sobrasada, también son muy apreciados por los visitantes. Y la miel de Catí, elaborada por apicultores locales, es una deliciosa opción para endulzar cualquier plato.
La ermita de la Mare de Déu de L’Avellà
Otro lugar de visita obligada en Catí es la ermita de la Mare de Déu de L’Avellà, considerada la «capilla Sixtina del Maestrazgo». Se trata de una pequeña iglesia que fue construida en el siglo XVIII, y que destaca por sus impresionantes frescos que cubren por completo el interior del edificio. Estos frescos, que datan del siglo XIX, fueron realizados por el pintor castellonense Manuel Gómez, y representan escenas de la vida de Jesús y de la Virgen María.
El balneario de L’Avellà
Junto a la ermita de la Mare de Déu de L’Avellà se encuentra el balneario de L’Avellà, un lugar perfecto para relajarse y disfrutar de las aguas termales de la zona. El balneario cuenta con diferentes piscinas, tanto interiores como exteriores, así como con un restaurante donde se pueden degustar platos típicos de la gastronomía local.
En definitiva, Catí es una población que enamora a todo aquel que la visita. Su patrimonio histórico-artístico, su gastronomía y su entorno natural hacen de ella un destino ideal para aquellos que buscan desconectar de la rutina y disfrutar de unos días de tranquilidad en plena naturaleza.
En resumen, Catí es una ciudad que cuenta con un gran encanto y belleza natural. Su arquitectura medieval, sus quesos y su gastronomía, junto con la visita a la ermita de la Mare de Déu de L’Avellà, hacen de ella una parada imprescindible en la zona del Alt Maestrat.
La población
Catí
Municipio de Interior
Comarca: L’Alt Maestrat
Población de 861 habitantes
Distancia Castellón: 80 Km
Distancia Valencia: 145 Km