El origen de la festividad se sitúa en 1263 mediante una bula del papa Urbano IV, pero fue en 1355 cuando el entonces obispo de Valencia Hugo de Fenollet instauró la procesión en la ciudad. En todas las poblaciones de la diócesis se celebran misas solemnes y procesiones eucarísticas. Entre todas ellas destaca la de la capital valenciana, donde sale su Custodia, considerada la más grande del mundo. La misa de pontifical tiene lugar en la Catedral a las 10:30 h, presidida por el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares.
Ya al mediodía se celebra unos de los actos más coloridos y vistosos, y de los preferidos para los más pequeños: la Cabalgata del Convite. En ella aparecen las tradicionales danzas del Corpus, el ‘capellà de les Roques’, que invita a los presentes a participar en la procesión de la tarde, «Salid, contemplad y participad en la procesión vespertina. No os la perdáis. Veréis la riqueza de una procesión como no hay otra en el mundo», decía. La moma es la figura más conocida y sus distintos bailes, que sirven como alegoría de la virtud venciendo los pecados capitales, eran recibidos con aplausos, así como los protagonizados por niños.Como colofón de la cabalgata, circulan los Timbaleros de la Ciudad, los Heraldos y la Real Senyera, ya sin los sobresaltos generados por la «degolla», que a su paso por las calles Cabillers y Avellanas, es recibida con el tradicional ‘bany’ a base de pozales de agua.
Las figuras, que representan al ejército de Herodes buscando a bebés para matarlos como cuenta la Biblia que hizo el gobernador romano de Judea cuando se enteró del nacimiento de Jesús de Nazaret, son bañadas por los pozales de agua colgados en las alturas, lo que se conoce como la poalà.
Los participantes en la Cabalgata del Convite son atacados desde los balcones con pozales llenos de agua por las calles Cabillers y Avellanas en lo que supone el final de la Cabalgata del Convite. En ambas vías, los participantes y viandantes también reciben un remojón si osa pasar por allí .
El grupo de la degollá cierre de una forma jocosa la cabalgata del convite. Durante muchos años estuvo prohibida por irrespetuosa
Con el «Misteri del Rei Herodes», «Portalet» o de la «Degolla». En el participan figurantes representando al Rey Melchor, el Rey Gaspar, el Rey Baltasar, tres pajes, el Rey Herodes, tres Caballeros, Mare de Deu de la Burreta, San José, el Ángel, ocho Didas, doce Segadoras, tres Sabios, tres Sargentos de la Guardia Herodiana, un Trompeta y un Alguacil. Tras todos estos personajes aparece la «Degolla», que simboliza a la guardia de Herodes cumpliendo su misión con los Santos Inocentes. La «degolla» va caricaturizada de una forma peculiar con antifaz negro, corona de «pampols», saco de arpillera a modo de sayón y maquillaje de “guerra”, complementan su estética con un bastón o «carxot» de plástico y macuto o zurrón lleno de caramelos. Combinando en su desfile los bastonazos y el lanzamiento de al aire de caramelos.
La actuación de la «degolla» ha sido en muchas ocasiones la causa de los problemas de la cabalgata ya que cumplían con un “exceso de saña” su cometido. Actualmente no causa problemas y es uno de los pasos más populares, si bien los vecinos que no dudan en lanzar pozales de agua lanzados desde las ventanas, para calmar los ánimos de los integrantes de la comparsa.
Son Alrededor de 30 personas y simbolizan la Degolla, el gran guerrero porta una bandera que al moverla consigue toda la reverencia del grupo que se agachan . La diversión y la juerga predominan en toda la Cabalgata desde la salida desde la Plaza de la Virgen hasta su llegada a la Catedral.
La Degolla es un grupo de hombres que con caras pintadas, laureles en sus cabezas y pequeños bastones recorren el centro de la ciudad y además de dar simpáticos toques con sus bastones al publico, también lanzan caramelos para endulzar este desfile.
Uno de los momentos mas especiales es cuando la cabalgata entra desde la plaza de la Reina a la Calle Avellanas este es el inicio más divertido de todo puesto que todo el grupo de la degolla piden agua por el sofocante calor que durante la cabalgata padecen
Aunque Esta tradición de lanzar agua desde los balcones es reciente, en»La procesión del corpus de Valencia en el siglo XVIII» Escrito por Rafèl Blasco y Moreno en 1865, no realiza ninguna mención a este acto, se ha convertido en uno de los atractivos de la Cabalgata del Convite y también al ser el final de la misma es el momento más divertido. Dicha tradición es porque durante esta época del año hace mucho calor y por ello Els porrats no dudaron en pedir agua cuando llegaron a esta zona. Durante más de 20 minutos la calle avellanas y sus vecinos convierte en este lugar de Valencia en un ir y venir de cubos de agua y en donde todo el mundo que se encuentra en los alrededores acabará mojado.
Esta parte de la Cabalgata del Convite es uno de los actos más singulares de la Festividad del Corpus y que cada año cuenta con más público.
El Convite, como toda la festividad del Corpus en Valencia, es único. Es difícil imaginar un giro de 360 grados a una historia tan sangrienta como el asesinato de niños perpetrado por Herodes según el Nuevo Testamento como el que cada día del Corpus se da al final de la Cabalgata del Convite por las calles de Valencia. Es el momento más esperado todos los años y ayer no lo fue menos. La «Degollà», un grupo de hombres vestidos de salvajes que aporrea amablemente con los «carxots», que no son más que rollos de pergamino, a quien quiera que esté cerca de ellos, con la «poalà»,resisten el calor sofocante de Valencia en esta época.
El ritual previo es el de la «Penjà de Poals», que realizan los Amics del Corpus, en el que se procede a dejar el señuelo en forma de pozales de agua en ambas calles.