El “Hormigón de la Discordia”: Cómo Vox Transformó un Bloque en su Mascota Política

septiembre 20, 2024
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El surrealismo político español alcanza nuevas cotas con Vox y su obsesión por un bloque de hormigón robado de Gibraltar. Ortega Smith y Abascal protagonizan una operación de película B que terminó en éxito mediático y un souvenir poco convencional en su sede de Madrid.


Un asalto digno de “Misión Imposible”: Vox y su Amor por el Hormigón

Hay cosas que no se pueden inventar, y luego está la historia del hormigón robado de Gibraltar. Parece una broma, pero no: en la madrugada del 30 de junio de 2014, Javier Ortega Smith, Santiago Abascal y un grupo de intrépidos (o despistados) simpatizantes ultraderechistas decidieron que la mejor forma de aumentar la relevancia de su naciente partido, Vox, era reflotar un bloque de hormigón del puerto de Gibraltar. Así, con la sutileza de un elefante en una cristalería, lo sacaron del fondo del mar en una operación clandestina que podría haber sido un capítulo perdido de Los Hombres de Paco.

¿Por qué lo hicieron? Bueno, parece que los líderes de Vox querían reivindicar algo muy español: que los bloques de hormigón sumergidos en aguas de disputa con el Peñón también tienen su corazoncito español, y que, por tanto, debían ser rescatados. Claro, porque nada dice más “soberanía nacional” que un pedazo de escombro reflotado por una grúa y buzos amateurs. ¡España lo necesita!

Cuando la Guardia Civil Hace de Aguafiestas

El plan estaba yendo tan bien como podría ir un plan que implica sacar un bloque gigantesco del agua sin que nadie se entere. Pero claro, alguien se dio cuenta. Y, por “alguien”, nos referimos a la Guardia Civil, que, tras ver más movimiento en el muelle de Crinavis que en las rebajas de El Corte Inglés, decidió intervenir. Lo que descubrieron fue un grupo de personas intentando meter un bloque de hormigón en una furgoneta. ¿Qué hacían? “Nada, oficial, aquí solo pasando el rato y llevándonos un recuerdo para casa”.

Fue entonces cuando Ortega Smith, con toda la seriedad que le caracteriza, se encadenó simbólicamente al bloque, proclamando que si no se lo llevaban a casa, al menos moriría abrazado a él, cual Romeo y Julieta de la construcción civil. Al final, para tristeza de los intrépidos asaltantes, el bloque fue devuelto al mar, y el escombro patriótico volvió a hundirse en el olvido… o eso pensábamos todos.

El Gran Regreso del Bloque: La “Mascota” de Vox

Como si fuera una secuela de una mala película, medio año después, Santiago Abascal sorprendió al mundo (o al menos a su Instagram) posando sobre el famoso bloque. “¡Lo conseguimos!”, anunciaba, subido al que ya se consideraba como un tótem de resistencia ultraderechista. Lo que nos deja con la gran pregunta: ¿cómo demonios lo hicieron? Aparentemente, algún tipo de ayuda celestial (o una Guardia Civil distraída) permitió que este “recuerdo” terminara en una finca madrileña de ubicación secreta, porque claro, no puedes dejar que te roben lo robado.

Y así, de golpe, Vox tenía algo más de qué presumir que solo sus propuestas políticas. En un país donde es más fácil hablar de hormigón que de ciertos temas delicados, el bloque se convirtió en un símbolo de la lucha de Ortega Smith y Abascal. Bueno, al menos para ellos.

De las Profundidades del Mar al Corazón de Madrid

La historia del bloque podría haber terminado ahí, pero este hormigón es como el espíritu navideño: siempre vuelve. En la sede de Vox en Madrid, no muy lejos del archivo donde guardan sus mejores frases para entrevistas, el bloque de hormigón ahora preside la sala como si fuera la piedra filosofal de la política ultra. ¿Y qué hace un bloque de hormigón en la sede de un partido político? Pues lo que hace cualquier cosa en una sede política: acumular polvo y servir de fondo para fotos de Instagram.

Para Ortega Smith, que ya ha sido condenado en Gibraltar por este “heroico” robo (y tiene una orden de arresto pendiente en la colonia británica), todo esto no es más que un comienzo. Con un mapa de Gibraltar en mano, ya bromea sobre sus futuros planes veraniegos, que, probablemente, incluyan una visita no invitada al Peñón o quizás otro intento de sacar bloques del mar. Porque, claro, si algo hemos aprendido de toda esta historia es que no hay nada que pueda frenar a Vox cuando se trata de ladrillos, hormigón y llamar la atención.

¿Qué Nos Enseña Esta Historia?

El hormigón robado de Gibraltar podría haber sido simplemente una anécdota más en la vida política española, pero no: se ha convertido en un símbolo de resistencia (o cabezonería, según a quién le preguntes). En un país donde la política está más polarizada que nunca, y donde los eslóganes importan tanto como las acciones, este bloque es como una mascota política. Y es que si hay algo que Vox sabe hacer bien, es convertir lo absurdo en espectáculo.

Así que la próxima vez que pases por la sede de Vox en Madrid y veas un bloque de hormigón expuesto como si fuera el Guernica de Picasso, recuerda: eso no es solo un pedazo de escombro. Es un recordatorio de que, en la política española, todo puede ser utilizado como arma, incluso un trozo de cemento robado del fondo del mar.


¿Qué opinas, querido lector? ¿Tendría que Vox haber añadido luces de Navidad al bloque para darle un toque más festivo, o quizás organizar una gira nacional para que todos podamos hacernos selfies con él? ¿Qué otros objetos surrealistas podrían aparecer en la política española próximamente?

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