RTVE amenaza con no ir a Eurovisión 2026 si Israel participa, pero mantiene el Benidorm Fest porque, oye, los ventiladores no se agitan solos. España se convierte en el primer país del “Big Five” en decir “yo no juego si juega ese”, como en el recreo. Mientras tanto, Israel asegura que no se va porque cantar es muy suyo. ¿Y si empezamos a expulsar también de la Champions? Lo dejo caer.
El drama eurovisivo se convierte en thriller geopolítico
España ha dicho lo que todo niño de 6 años ha dicho alguna vez en el patio del cole:
«¡Si juega ese, yo no juego!»
Solo que aquí no hablamos de cromos ni de balón de Nivea, sino de Eurovisión, ese festival donde un hombre vestido de unicornio puede representar a Moldavia cantando en esperanto mientras hace malabares con bengalas.
Y RTVE, como si fuera la ONU pero con lentejuelas, ha decidido que si Israel participa en Eurovisión 2026, España se retira del festival con más purpurina que una despedida de soltera en Benidorm.
Una decisión que huele a humo… de máquina de efectos especiales
Esto no lo ha dicho un opinador random de Twitter con foto de Piolín, no. Lo ha dicho José Pablo López, presidente de RTVE, en una reunión seria, con orden del día y todo, mientras seguramente alguien tarareaba de fondo el «SloMo» de Chanel con nostalgia.
España así se convierte en el primer país del Big Five en decir «nos bajamos» si Israel sigue en cartel. ¿Motivo? La guerra en Gaza.
¿Sospecha? Que esto va a traer más cola que la trenza de Edurne.
El Benidorm Fest, ese sí que no se toca
La buena noticia: no se cancela el Benidorm Fest.
La mala: seguiremos viendo a gente con más plumas que un pato real cantando sobre la “libertad interior” mientras bailan en una piscina inflable con luces de neón.
RTVE ha dicho que el festival patrio es “consolidado, con identidad propia” y que “sigue adelante como si no pasara nada”. Como el cuñado que dice que no está celoso mientras mira el móvil cada cinco minutos.
Israel responde: “No me voy ni con agua caliente”
Mientras en España arde Twitter, el director de la televisión pública israelí, Golan Yochpaz, ha dicho:
«No hay razón para que Israel no siga siendo parte de este evento cultural que no puede volverse político.»
Ah, ¿no puede volverse político? Pues alguien que le avise a todos los países que están usando más Eurovisión para lanzar indirectas que Shakira en sus canciones post-Piqué.
¿Y si aplicamos este criterio también al fútbol?
Porque claro, si a Rusia se le vetó en 2022 por invadir Ucrania, y ahora a Israel se le quiere fuera por Gaza… ¿por qué no aplicar el mismo filtro al fútbol?
¿Israel fuera de Eurovisión pero dentro de la UEFA Nations League?
¿España fuera del Festival pero dispuesta a jugar una Eurocopa contra Turquía y Catar en el mismo grupo?
¿Dónde está el comité de coherencia cuando se le necesita? ¡Queremos igualdad de boicot, por favor!
Y ojo, que si empezamos a sacar a países del festival por conflictos internacionales, al final Eurovisión lo gana San Marino todos los años por falta de competencia.
RTVE y sus contradicciones de catálogo
RTVE quiere hacer activismo, pero sin perder audiencia.
Quiere ser la voz de la ética, pero que no le toquen el prime time del sábado.
Quiere apoyar los derechos humanos, pero no se atreve a cancelar el Benidorm Fest porque eso sí sería un genocidio… de audiencias.
Y mientras tanto, nosotros, tragando confeti, autotune y discursos de “no es político, pero…” como si fuéramos el jurado de la ONU en mallas y plataformas.
¿Y si nos inventamos el «Eurovisión Alternativo»?
Si España se va, propongo que hagamos un Eurovisión Ibérico, también llamado:
«Festival de la Paella Sonora»
Patrocinado por el arroz Dacsa, presentado por Chimo Bayo, y con la actuación estelar de Karina haciendo un remix con Don Patricio.
Y claro, como aquí todo acaba en fútbol, lo emitimos justo después de un partido del Mestalla contra el Alcorcón, para mantener la emoción de la grada.
En resumen…
España ha dicho que no va si va Israel.
Israel ha dicho que sí va, le moleste a quien le moleste.
RTVE ha dicho que el Benidorm Fest va, porque si no la gente se le sube a la chepa.
Y tú, lector, sigues sin saber si esto es un festival o una cumbre de la OTAN con más lentejuelas.
Pregunta para ti, con sarcasmo y ritmo eurovisivo:
¿Debería España también vetar partidos de Champions si el portero del equipo rival tiene un conflicto con Derechos Humanos? ¿O con que no le guste el reguetón ya es motivo suficiente?
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