“España es el mayor destino vacacional y de ocio con cerca de 85 millones cada año, que pone de manifiesto la riqueza de esa fe, creída y vivida de una manera única y singular, propia de España»
“No basta que el Estado vaya por su lado y haga su proyecto, o que la iglesia haga el suyo. Somos depositarios de una cultura, tenemos que tirar todos juntos del carro y no cada uno por su lado. “Necesitamos armar un plan estratégico turistico-cultural-religioso”
18.07.2022 | Diócesis de Valencia
El director del Departamento para la Pastoral de Turismo de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Gustavo Riveiro, sacerdote de la archidiócesis de Valencia, que es delegado episcopal de Pastoral de Turismo en la diócesis de Valencia, asegura – ante el desplazamiento de millones de turistas en España con motivo del verano- que “de los diez monumentos más visitados en nuestro país, siete son iglesias católicas”, según datos del Ministerio de Turismo.
Así, el Turismo mueve cada año a 1.300 millones de personas, de las cuales, 300 millones lo hacen por motivaciones religiosas. Según Riveiro, “España es el mayor destino vacacional y de ocio con cerca de 85 millones cada año, que pone de manifiesto la riqueza de esa fe, creída y vivida de una manera única y singular, propia de España”.
“Esos más de 84 millones y medio de turistas que llegan cada año, dejan en España el equivalente al presupuesto de salud y educación juntos. El turismo no solo va a las arcas del Estado va a enriquecer a los españoles pero de alguna manera estos 84,5 millones de personas que cada año nos eligen nos posibilitan el estado del bienestar, educarnos, crear fuentes de trabajo, crear un desarrollo, promover, cuidar, restaurar, promover nuestra cultura, darnos a conocer y ser lugar de encuentro entre los pueblos, planificar el futuro, al mismo tiempo que les ofrecemos una riqueza material e inmaterial, propia de nuestro pueblo y de nuestra cultura”, añade.
Para ello, conforme señala el delegado de Turismo, es importante “cuidar que el patrimonio siga existiendo, preservarlo, restaurarlo adecuadamente, transmitirlo a las generaciones porque ello expresa la cultura, el arte, la historia el alma de un pueblo”
Según recuerda de un estudio, que Hispania Nostra publicaba como noticia, 400 monumentos pertenecientes a la Iglesia están en estado de deterioro y en abandono o a punto de perderse. Esas realidades fueron construidas por el pueblo “para explicar también su fe y su sentir”. Pero, “¿bastará solamente el aspecto empresarial?, es decir, hacer que funcione bien una maquinaria donde me reciben en una Iglesia o en una Catedral, pagando una entrada o no”, se pregunta Riveiro.
“La Sagrada Familia ha desplazado a la Alhambra al tercer lugar. Entonces, llama la atención que cuando hay una cierta desafección al culto, qué buscan estas personas que pudiendo entrar libremente en las iglesias en las horas de culto no van, pero van en las horas en que tienen que pagar entrada para hacer una visita cultural?”
“Tenemos más Iglesias transformadas en museos. En las recientemente celebradas Jornadas de Patrimonio de la Iglesia en Barbastro hemos visitado lugares magníficos donde un museo se convierte en tienda del encuentro, un museo se convierte en templo y el templo se ha musealizado. La bisagra de todo esto es que no nos quedemos en lo técnico, en lo material del monumento, del arte, sino que demos un paso más: la razón por la que ello existe, fue creado y por la cual tiene razón el ser explicado, y al mismo tiempo nos abre a nosotros la puerta de la fe hacia muchas personas a las cuales se les puede presentar la belleza del mensaje cristiano a través de la cultura y la belleza, y no necesariamente a través de un camino explícito como el catecismo, sino con un “rodeo” que nos permita llegar en el momento oportuno a los puntos de la fe, o al menos inquietar a las personas para dar pasos adelante y descubrir la maravilla de la fe cristiana”, explica.
Igualmente, ante los avances en la comunicación entre instituciones y la Iglesia para poner en valor el Patrimonio de manera coordinada, el cuidado del medio ambiente, el respeto hacia el modo de vida y la cultura propia, Gustavo Riveiro afirma que “hay pasos muy positivos, nos faltan unos cuantos más, pero fundamentalmente debe primar un espíritu de concordia y colaboración del bien común”.
Es necesario un plan turístico-cultural-religioso para evitar la ‘turismofobia’ y el inicio de la ‘peregrinofobia’
“No basta que el Estado vaya por su lado y haga su proyecto, o que la iglesia haga el suyo. Somos depositarios de una cultura, tenemos que tirar todos juntos del carro y no cada uno por su lado. “Necesitamos armar un plan estratégico turistico-cultural-religioso”.
“Si los habitantes se sienten invadidos y la llegada masiva e indiscriminada de turistas o peregrinos perturban gravemente la serenidad y paz de su propio hábitat, no es algo extraño que se genere la llamada “turismofobia” o como lamentablemente se da está dando en Santiago una cierta “peregrinofobia”, explica.
“Esto sucede porque las decisiones de colocar dos, tres, cinco cruceros en una tarde en una ciudad significa que esa decisión se ha tomado en escritorios lejanos, y donde la población está inerme. Vienen los turistas, me “invaden” mi pueblo y los guías turísticos les explican mi Iglesia, les explican mi pueblo, pero no son parte de mi pueblo ni de mi Iglesia”. “Al experimentar que han sido meros espectadores inconsultos de un proceso que genera estrés social, que los reduce a producir y vender objetos y servicios para la demanda masiva, lejos de promover un desarrollo social armónico e integrador, produce el sentimiento contrario a la acogida cordial, que es el elemento central en cualquier proyecto turístico válido: el encuentro entre los pueblos y las personas”.
Por eso, “es importante que todos los actores o constructores de la sociedad, con un espíritu superador, deponiendo diferencias y en nombre del Bien Común sean capaces de sentarse a elaborar ese plan turístico-cultural-social estratégico, con marca propia, la cuál garantiza su viabilidad operativa”.
VIII Congreso Mundial de Pastoral de Turismo, en Santiago de Compostela, entre el 5 y el 8 de octubre de 2022
Gustavo Riveiro forma parte de la organización del Congreso Mundial de Turismo, que se celebrará en octubre en Santiago de Compostela, organizado por la Archidiócesis de Santiago, con el patrocinio de la Santa Sede y la colaboración de la Conferencia Episcopal Española. Se desarrollará bajo el lema: “Turismo y peregrinación: Caminos de esperanza”. Para más información ha sido habilitada la siguiente página web: https://cmpt2022santiago.org/#, a través de la que pueden realizarse las inscripciones.
El congreso mundial “es el primero que se hace en Europa fuera de los cuatro primeros que se hicieron en el Vaticano. Es muy importante porque es tá promovido por la Santa Sede. Desde el departamento de Turismo de la CEE hemos querido colaborar y ponernos a disposición con los contenidos, los ponentes, que son de una calidad excepcional, con tres jefes de dicasterios vaticanos -algo inusual-, el observador permanente de la Organización mundial del Turismo (OMT) la máxima autoridad mundial del turismo que tenemos en Madrid, la única agencia de las Naciones Unidas que tenemos en España, y también el presidente de la CEE el cardenal Omella”.
Además, “hemos querido entrar en temas que no son los habituales como el de “antiturismo”: la trata de personas, otras esclavitudes y esas realidades que son un rostro oscuro, la negación misma del turismo que es ocio, reencuentro, dignificación de la persona”.
Y “hemos querido también incluir temas inéditos como la teología del descanso. Hemos hablado mucho de la teología del trabajo porque el trabajo dignifica y es cierto, pero nos hemos olvidado del descanso, y cuando vemos la evolución en las sociedades en las que hay semanas laborales de cuatro días, cuando la gente vaya a tener más tiempo libre la Iglesia no puede estar ausente en el mundo del tiempo libre”.
“La Iglesia debe estar presente en el mundo del tiempo libre, del descanso, de la cultura, del deporte»
Así, «la Iglesia debe estar presente en el mundo del tiempo libre, del descanso, de la cultura, del deporte, que son puertas para colocar el Evangelio sobre la mesa. A veces el Evangelio está bajo la mesa y con miedo de ponerlo a la luz. Sin miedos y sin complejos, tampoco con triunfalismo, fraternamente entendemos que el Evangelio es un valor que hay que seguir transmitiendo y que toda realidad verdaderamente humana tiene eco en el corazón de la Iglesia. Y no hay nada más humano que el descanso que fue inventado por Dios. El descanso no es un pecado, descansar, estar sin hacer nada, il dolce far niente, no es un pecado. Los que venimos de una educación donde no hacer nada era casi como un delito, descansar es importante, dignificador y oportuno”.
“Existen muchas formas de concebir el camino necesario que promueva la evangelización en nuestro tiempo. Y esto lejos de ser una dificultad debe ser acogido como un don y una gracia, siempre que se haga con espíritu de comunión participativa, es el Espíritu que sopla donde quiere…También el mundo del turismo es espacio propicio para sembrar el Evangelio. Como en la parábola del sembrador, la semilla se esparce a manos llenas, confiando en el Señor, que hace crecer y fructificar”, afirma.