Es curiosa la presunta reliquia de uno de los Santos Inocentes matados por Herodes, que es la momia perfectamente conservada de un niño de pocos meses, procedente de Palestina en el siglo IX.
La reliquia del cuerpo entero del Santo Inocente es una de las pertenecientes al Tesoro de la Corona de Aragón. Los evangelios canónicos y apócrifos cuentan la historia de la matanza de los inocentes, y se cree que la reliquia se data aproximadamente entre los siglos XI a XIII, durante el periodo de las Cruzadas. La reliquia llegó al depósito de Alfonso el Magnánimo en 1437 y se depositó temporalmente en la catedral de Barcelona. En 1393 se reclamaron reliquias de los Santos Inocentes, y aparece un documento en el que se estipula la confección de una pequeña urna marmórea para albergar el pequeño cuerpo. El relicario medieval se describió por primera vez en un inventario ordenado por la segunda esposa del rey Martín I en 1410, y el contenedor fue dos palmos y medio largo, aproximadamente cincuenta y dos centímetros. El nuevo relicario se materializó entre 1593 y 1594 y su autor fue el platero Joan Calderó, y su formato actual se conservó desde entonces hasta la actualidad sin sufrir ningún daño en la Guerra de Regencia o la Guerra Civil española.
La historia de la reliquia del Santo Inocente, la cual es parte del Tesoro de la Corona de Aragón y que se encuentra en la catedral de Valencia. La denominación de «Santo Inocente» se refiere a los infantes que fueron condenados injustamente, como se relata en los evangelios canónicos y apócrifos, por lo que se considera que «conquistaron la inocencia».
Se ha determinado que el cuerpo momificado de la reliquia no es contemporáneo a las fechas que marcan los textos religiosos y hagiográficos, y se estima que data del período de las Cruzadas, entre los siglos XI y XIII, cuando el trasiego de este tipo de objetos aumentó considerablemente entre Oriente y Occidente. La reliquia se depositó en la catedral de Barcelona en 1393, y posteriormente pasó a formar parte del Tesoro de los Reyes de Aragón en el período del rey Martín el Humano.
El contenedor original de la reliquia era una caja rectangular conocida como «candelera», forrada con un tejido llamado Taurís en el que estaba bordado un título identificativo. Se sujetaba por tachuelas de plata y seis escudos esmaltados con las armas de Sicilia y Aragón. La pequeña joya o «xipellet» de plata con piedras preciosas ya aparecía separada de la arqueta y de la reliquia. A finales del siglo XVI se labró un nuevo relicario que reemplazó al antiguo, el cual estaba cubierto de brocatel y tenía escudos dorados de Aragón y Sicilia. La reliquia se encontraba en una caja dorada decorada con cristales y estaba sobre los pañales en los que fue degollado.
El nuevo relicario fue creado por el platero Joan Calderó, quien cobró 67 libras por el material (oro y plata) y manos de la pieza en enero de 1594. La reliquia y su nuevo relicario junto a otras piezas de la sacristía se sacaron en procesión desde la catedral hasta el Hospital General después de haber sufrido un incendio. El relicario medieval de madera desapareció en el siglo XVII y no se menciona desde entonces.
En el siglo XVII, el cabildo catedralicio proveyó que la fiesta de los Santos Inocentes fuera de carácter bisbal, y se recomendaba que el relicario del pequeño infante presidiera el oficio en el altar mayor. La reliquia se ha conservado hasta la actualidad sin sufrir ningún desperfecto, incluso durante la Guerra de Regencia (1809-1813) y la Guerra Civil española (1936-39).
La Catedral de Valencia encargó estudios de ADN y de Carbono-14 sobre la momia de un niño que conserva en su relicario desde 1437. La momia fue donada por los Reyes de Aragón y se atribuía a uno de los Santos Inocentes asesinados por Herodes en Belén. La finalidad del estudio era datar el lugar de procedencia y la época de origen, ya que según los monarcas en el documento de cesión, se trataba de uno de los Santos Inocentes asesinados en Belén por orden de Herodes cuando nació Jesucristo. El estudio fue encargado a sendos laboratorios de Valencia y de Miami (Estados Unidos) a través del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (IVC+R) de la Generalitat Valenciana.
Los trabajos de investigación y restauración sobre el patrimonio de la Seo confirmaron por radiografía que se trataba de un ser humano, a pesar de que su estado de conservación era tan perfecto que parecía casi un muñeco o una escultura. Jaime Sancho, el presidente de la comisión diocesana de Patrimonio Histórico-Artístico del Arzobispado y canónigo de la Seo, explicó que se trataba de la momia de un niño muy pequeño, con esqueleto completo, en una postura como si estuviera durmiendo, que tenía un corte o herida en el cuello, aunque no se sabía si era anterior o posterior a la muerte. La momia era distinta a las momias habituales de superficie o piel apergaminada, ya que se conservaba muy bien, dentro de un relicario en una caja de cristal visible por todas partes, realizada con metales en los siglos XIV y XV. Sancho anunció que, cuando acabaran los trabajos de investigación a finales de año, se podría mostrar en público.
En la actualidad, la momia del niño estaba ennegrecida, pero se consiguió limpiarla toda por fuera, porque tenía moho, así como el cojín sobre el que se apoya. El cojín también fue restaurado y limpiado por el IVC+R, y se logró extraer muestras no contaminadas, lo cual fue algo muy importante, según Sancho.
El presidente de la comisión de Patrimonio Histórico-Artístico del Arzobispado considera poco probable que pudiera ser la momia de uno de los Santos Inocentes asesinados por orden de Herodes, y no descarta que sea una reliquia de la época de las Cruzadas, ya que entonces hubo una verdadera oleada de reliquias que vinieron de Oriente, algunas auténticas y otras muchas que se las ofrecían a los cruzados con el deseo de traerse recuerdos. Sancho afirmó que, independientemente de su valor religioso o del recuerdo que tiene del nacimiento de Jesús, el valor de la reliquia es, hasta el momento, sobre todo histórico, porque en muy pocos sitios se puede encontrar el cadáver de un niño perfectamente conservado del siglo XI o del XII. En otras catedrales, hay reliquias presuntas de los Santos Inocentes, pero lo que se conservan son fragmentos o huesos.
Foto Inma Traver