Se dice que la Vera Cruz de Valencia ha sido objeto de veneración y devoción desde su llegada a la catedral, y ha sido testigo de varios milagros y eventos históricos. Se cuenta que durante la invasión musulmana de la ciudad, la Vera Cruz fue escondida para protegerla, y cuando se encontró años después, se dice que emanaba un brillo divino.
Además, durante la Guerra de la Independencia española en el siglo XIX, se cuenta que las tropas francesas intentaron robar la reliquia, pero fueron detenidos por una misteriosa fuerza sobrenatural que los dejó paralizados.
La Vera Cruz de la catedral de Valencia sigue siendo una de las reliquias más importantes y veneradas en España, y atrae a muchos peregrinos y visitantes cada año.
La Vera Cruz es una de las reliquias más importantes de la catedral de Valencia y está considerada como uno de los trozos más grandes de la Cruz de Cristo que se conservan en el mundo. Se trata de un relicario que contiene un fragmento de la Cruz en la que fue crucificado Jesucristo. Esta reliquia fue traída a Valencia por el rey Alfonso el Magnánimo en el siglo XV, junto con otras reliquias, como el Santo Cáliz, que según la tradición es el cáliz que utilizó Jesús en la última cena.
El relicario de la Vera Cruz es una obra de arte en sí misma, realizada en cristal y plata sobredorada. Se trata de una cruz doble patriarcal, que tiene en su interior una cruz latina, donde se encuentra el fragmento de la Vera Cruz. La cruz está decorada con relieves y filigranas en plata, y en su base se encuentran las figuras de los cuatro evangelistas.
La historia de la Vera Cruz se remonta a la época de Constantino el Grande, quien según la tradición, se convirtió al cristianismo tras tener una visión en la que se le apareció una cruz luminosa en el cielo. A raíz de esto, Constantino ordenó la construcción de la Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, el lugar donde se cree que fue crucificado y enterrado Jesucristo.
La Cruz de Cristo fue encontrada en Jerusalén por Santa Elena, madre de Constantino, durante una peregrinación a Tierra Santa en el siglo IV. Según la tradición, Santa Elena encontró tres cruces en el lugar donde se encontraba la Basílica del Santo Sepulcro, y para determinar cuál de ellas era la verdadera Cruz de Cristo, se realizó un milagro: se colocó cada una de las cruces sobre un enfermo gravemente enfermo, y solo al tocar la verdadera Cruz, el enfermo fue sanado.
Desde entonces, la Cruz de Cristo ha sido considerada una reliquia sagrada por los cristianos de todo el mundo, y ha sido venerada y protegida en numerosos lugares a lo largo de la historia. La Vera Cruz de la catedral de Valencia es una de las reliquias más importantes de la cristiandad, y es objeto de devoción y veneración por parte de los fieles.
La importancia de la Vera Cruz de la Catedral de Valencia radica en que es una de las reliquias más veneradas en todo el mundo cristiano. Además, su tamaño y la belleza de su orfebrería la hacen única y la convierten en un tesoro invaluable.
La Cruz de Cristo es un símbolo central del cristianismo, ya que representa el sacrificio que Jesús hizo por la humanidad al morir en la cruz para redimir los pecados de los hombres. Por ello, la Cruz es venerada por los cristianos desde la antigüedad. La Vera Cruz de Valencia es una de las reliquias más importantes relacionadas con este símbolo, pues guarda un fragmento de la Cruz original.
La historia de la Vera Cruz se remonta al siglo XV, cuando el Papa Luna, Benedicto XIII, entregó la reliquia al rey Martín el Humano. Desde entonces, la Vera Cruz ha sido objeto de veneración y devoción por parte de los fieles que la visitan en la catedral de Valencia. La Vera Cruz, junto con otras reliquias, fue llevada a la catedral gracias al Rey Alfonso el Magnánimo, quien quiso honrar la memoria de su padre, el rey Juan I.
El relicario de la Vera Cruz es una obra de arte en sí misma, ya que fue realizado con cristal y plata sobredorada. Su formato de cruz doble patriarcal es único y su tamaño lo hace aún más especial. Además, el hecho de que la reliquia haya sido entregada por el Papa Luna, quien fue uno de los pontífices más polémicos de la historia de la Iglesia, le confiere un valor histórico adicional.
En definitiva, la Vera Cruz de la catedral de Valencia es una reliquia de gran importancia religiosa y cultural. Su tamaño, su belleza y su historia la convierten en un tesoro único que los fieles y visitantes de la catedral de Valencia pueden contemplar y venerar.
El relicario del Lignum Crucis, que guarda un trozo de la Cruz de Cristo -uno de los más grandes que se conservan-, fue regalado por el papa Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna, al Rey Martín el Humano, y llegó a la Catedral de Valencia el 18 de marzo de 1437, junto con otras reliquias, gracias al Rey Alfonso el Magnánimo, tal como se explica en el vídeo de la última “píldora cultural”.
Se trata de una pieza de orfebrería, realizada con cristal y plata sobredorada, con un formato de cruz doble patriarcal y un brazo transversal por encima del principal. El pie y el astil son añadidos posteriores al original. La pieza perdió su base entre los siglos XVI y XVII , y la actual está documentada en 1814.
El Lignum Crucis de Martín el Humano se expone, para su veneración, en la capilla de San Pedro de la Seo, al igual que la Santa Espina, puesto que, junto con el Santo Cáliz, son las tres reliquias claves en torno a la Pasión de Cristo que se custodian en la Catedral, vinculadas, de este modo, con el lema de este segundo Año Jubilar Eucarístico, que es “Cáliz de la Pasión”.