Sueldos, pactos y pluses en plena catástrofe: Paiporta, entre el barro de la DANA y el oro del pleno

agosto 5, 2025
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Sueldos, pactos y pluses en plena catástrofe: Paiporta, entre el barro de la DANA y el oro del pleno

Mientras el municipio aún huele a humedad y lodo, PSOE y Compromís sellan un pacto con aroma a nómina premium: medio millón más en sueldos hasta 2027. El «Pacte del Jornalot» ya es una marca registrada del cabreo popular.


De la DANA a la dádiva: cuando el agua baja, los sueldos suben

Si alguien pensaba que el barro traído por la DANA en Paiporta se limpiaría con hidrolimpiadoras y solidaridad vecinal, se olvidó del detergente más potente del siglo XXI: la reestructuración de sueldos políticos. Porque en la política local, como en la paella, todo cabe, y si sobra… pues se recalienta.

Resulta que mientras muchos vecinos de Paiporta siguen contando pérdidas por la riada de noviembre —sí, esa misma que obligó al presidente Pedro Sánchez a salir por piernas en plena visita institucional—, el nuevo equipo de gobierno municipal, formado ahora por PSOE y Compromís, ha decidido que lo primero es lo primero: subirse el sueldo y ampliar la plantilla de asesores.

Según cálculos del PP local (que no se ha molestado en disimular su cabreo), este acuerdo supondrá nada más y nada menos que 500.000 euros de gasto adicional al Ayuntamiento hasta 2027. Una cifra redonda, fácil de recordar y aún más fácil de criticar con titulares gordos. Los populares no han perdido el tiempo y ya lo han bautizado como “el pacto de los sueldazos”, o en versión original valenciana, el “Pacte del Jornalot”. Porque si algo saben los partidos de la oposición, es ponerle nombre a las cosas.


Vicent Císcar: alcalde sin nómina pero con dietas «bien majas»

El flamante nuevo alcalde, Vicent Císcar, parece que ha querido dejar claro que no cobra sueldo fijo. Ojo, esto no significa que vaya a pasar hambre. Para nada. Porque por cada pleno al que asista —y ya sabemos que en política los plenos aparecen como setas en otoño— se embolsará 600 euros, y si hay uno extraordinario, otros 300.

Pero ahí no acaba la cosa:

  • 200 euros por cada reunión de la Junta de Portavoces
  • 350 euros por la Junta de Gobierno Local
  • 125 euros por asistir a comisiones

Total estimado mensual (si se da el pleno de actividad): 1.575 euros.
Nada mal para un municipio donde, hasta hace cuatro telediarios, la prioridad era reconstruir calles, recuperar casas y no morir de un ataque de goteras.


Asesores por doquier: cuando el gobierno local parece una startup

Pero no solo se trata de dietas y pluses. El verdadero epicentro del seísmo político en Paiporta es la creación de nuevos puestos de asesores, esos seres etéreos que aparecen cuando hace falta justificar sueldos de 3.000 euros con informes que nadie ha leído.

260.000 euros anuales se irán en pagar asesores, en un incremento que ronda el 75% respecto a la situación anterior. Eso sí, con nombres bonitos: “coordinador de acción local”, “técnica de impulso institucional”, “responsable de proyección ciudadana”… Todos puestos imprescindibles, claro. Como el del que te explica cómo pedir cita previa para renovar el DNI, pero con más PowerPoint.


De la reprobación al abrazo: el arte de cambiar de bando sin despeinarse

¿Y qué hace Compromís en todo esto? Bueno, hace seis meses estaban votando junto a PP y Vox para reprobar al gobierno socialista. Ahora, de la mano de ese mismo equipo, se suman al ejecutivo local como si nada. Porque el tiempo todo lo cura. O lo borra. O lo disfraza.

Al parecer, los intentos de formar un gobierno de concentración (sí, esa cosa que suena bien en las notas de prensa) no llegaron a buen puerto. ¿Y entonces qué mejor idea que pactar con los mismos a los que se quería tumbar hace nada? El pueblo sigue inundado, pero las sillas ya están secas y calentitas. ¿Qué más se puede pedir?


La DANA, esa que lo arrasó todo… menos los sobresueldos

Hagamos memoria: Paiporta fue la zona cero de la DANA. Casas destrozadas. Vecinos evacuados. Comercios arrasados. Un desastre natural en toda regla que puso al municipio en los titulares nacionales.

Y en ese contexto, uno esperaría que cada euro contase, que cada decisión fuese pensada con la ciudadanía en mente. Pero no, el BOE no descansa ni con barro hasta las rodillas, y el Excel de las dietas parece que se actualiza más rápido que las ayudas a los afectados.


¿Pero qué dice la calle?

En los grupos de WhatsApp vecinales, el tema ya arde más que el asfalto a las tres de la tarde. Algunos lo ven como una traición, otros como la confirmación de que todos los políticos, al final, “van a lo suyo”.

Y es que no es lo mismo ver al alcalde en las noticias que verlo cobrar 600 euros por sentarse en un pleno donde se aprueban más dietas que ayudas de emergencia. La diferencia, aunque parezca mínima, se nota en la factura del agua.


¿Y el PP? Encantado con el cabreo

Desde el PP local han visto en este asunto un maná electoral. Denuncian la «hipocresía» de Compromís, el «oportunismo» del PSOE y, sobre todo, lo “inmoral” de subirse sueldos en un contexto post-catástrofe.

Y aunque es cierto que la política local suele estar más cerca de los chismes del mercado que de la alta estrategia, en este caso la indignación ciudadana no es pequeña. Porque cuando todo huele a humedad, lo último que quieres oír es que alguien se ha comprado perfume caro con dinero público.


¿Hacía falta este pacto? ¿O solo hacía falta voluntad?

Podríamos entrar en debates institucionales, justificar la necesidad de reforzar estructuras de gobierno, hablar de “gobernabilidad”, “estabilidad” y esas palabras que suenan bien pero se entienden mal. Pero la pregunta es otra:

¿De verdad era prioritario aumentar sueldos y asesores cuando muchas familias en Paiporta siguen esperando ayudas, soluciones y respuestas tras la DANA?

Porque si el gobierno local necesita más manos, que sean para achicar agua, no para firmar nóminas.


Reflexión final: ¿Gobierno de recuperación o gobierno de retribución?

Lo que sucede en Paiporta no es solo un caso aislado de política local. Es un espejo, pequeño pero nítido, de cómo la política puede alejarse peligrosamente del sentido común. Porque no basta con decir que se gobierna “por el pueblo”, hay que parecerlo. Y cobrar 1.575 euros al mes por ir a reuniones, en un municipio que aún llora pérdidas materiales, no parece el mejor mensaje.

¿Estamos ante un ejemplo de gestión o ante una demostración de que, en política, primero se cobra y luego ya veremos qué se hace?

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