Por mis cojones, noticias con humor
Venezuela, liderada por el presidente Nicolás Maduro, pide reparaciones a España por el saqueo, esclavitud y genocidio colonial, sumándose a un coro creciente de países caribeños que exigen justicia histórica.
En un nuevo episodio de su reality-show-político favorito, Con Maduro+, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dejó caer una bomba diplomática que más de uno estará googleando en este momento: “Queremos que España pague por todo lo que se robó, saqueó y torturó en nuestra tierra, desde la época de nuestros abuelos indígenas y africanos”. Un giro inesperado en un discurso que parece haber sido patrocinado por algún asesor con conocimientos profundos en historia… o en demandas a la carta.
Pero, ¿de qué va todo esto y por qué ahora a Venezuela le ha dado por pasarle la factura a España? Acompáñennos en este recorrido histórico, condimentado con un toque de humor, para desentrañar la última movida de Maduro, su amor por el Caribe y su odio por la fiesta del 12 de octubre.
Un despertar colonial con sabor a Caribe y dólares
Todo comenzó cuando el presidente venezolano, con la firmeza de quien sabe lo que es perder una partida de dominó, mostró su respaldo absoluto a los países caribeños. ¿Por qué? Porque estos países, liderados por Barbados y su primera ministra Mia Mottley, han decidido dejar de lado los cocktails con sombrillitas en las playas paradisíacas y presentar una queja seria ante Reino Unido. La demanda: que Londres pague miles de millones de libras en concepto de reparaciones por el tráfico de esclavos.
Mottley, ante la Asamblea General de la ONU, dio un discurso que bien podría haber sido la trama de una secuela de Piratas del Caribe: “Queremos que se proclame una segunda década de justicia para reparar el colonialismo”, afirmó, con la convicción de quien sabe que está a punto de pedir más que una simple indemnización. ¿Y qué hizo Maduro al oír este anuncio? Pues, como buen amigo del Caribe, decidió que Venezuela también tenía su propia deuda histórica que cobrar.
Maduro declaró que todos los países del Caribe “son nuestros panas, nuestros compadres de lucha”, y que la pelea de estos por reparaciones es una causa justa, digna de acompañamiento. Al parecer, su programa de televisión no solo es para entretener, sino también para lanzar desafíos internacionales. Porque si bien Reino Unido está en la mira de los países del Caribe, Maduro quiso recordarle a España que tiene su propio saldo pendiente.
El 12 de octubre, ¿celebración o cuenta pendiente?
El argumento principal de Maduro gira en torno al día que más divide opiniones en América Latina: el 12 de octubre. Mientras en España sacan las banderitas y celebran el Día de la Hispanidad (con desfiles, militares y la Reina Letizia dejando outfits impecables), en América Latina la cosa no está tan festiva. Para muchos países, este día marca el inicio de siglos de colonialismo, esclavitud y genocidio. No es casualidad que Maduro haya aprovechado este mes para subirle el volumen a la exigencia de reparaciones.
En su programa, con el estilo dramático que le caracteriza, Maduro hizo un resumen digno de una telenovela épica: “El 12 de octubre es el día que comenzó el genocidio, el exterminio, el colonialismo. No hay nada que celebrar, ni Día de la Raza ni Día de España. Es el día de la sangre, de la muerte, de la esclavitud”. Con semejante declaración, uno imagina que en Venezuela el 12 de octubre ya no se toma como festivo, sino más bien como un recordatorio de todo lo que se debería cobrar en términos de justicia histórica.
Pero, ¿qué tan factible es que Venezuela realmente vea algún billete? O mejor dicho, ¿cómo piensa Maduro convencer a España de que afloje la cartera?
La batalla por las reparaciones: ¿y cómo se calcula eso?
Aquí entra la cuestión espinosa: ¿Cómo se calculan siglos de dolor, saqueo y esclavitud? ¿Cuántos bolívares vale el sufrimiento de los indígenas y africanos esclavizados? Si Reino Unido tiene que pagar miles de millones, ¿cuánto debería pagar España a Venezuela, sumando intereses y actualizando la deuda por inflación?
La realidad es que las demandas por reparaciones históricas han sido un tema recurrente, pero pocas veces se han materializado en algo más que discusiones filosóficas y conferencias. Países como Haití, Jamaica y Guyana han intentado hacer demandas similares a Francia y Reino Unido, con resultados limitados. Sin embargo, el caso del Caribe, que cuenta con el respaldo de un bloque de países, podría poner más presión en las antiguas potencias coloniales.
Maduro parece dispuesto a ponerse en primera fila de esta nueva oleada de reclamos. Y mientras él sigue alimentando el debate, en España probablemente ya se están preparando para cualquier eventualidad, desde comunicados diplomáticos hasta algún que otro meme que suavice la tensión. Porque si algo es cierto en la política internacional, es que las redes sociales pueden ser tan efectivas como cualquier comunicado formal.
La pregunta del millón: ¿qué pasa si España dice “no”?
Aquí es donde la situación se pone realmente interesante. ¿Qué hará Venezuela si España decide que no va a soltar ni un centavo? Después de todo, el Reino de España ya tiene experiencia en lidiar con tensiones diplomáticas. Recordemos que, históricamente, cada vez que América Latina ha planteado este tipo de exigencias, la respuesta ha sido más bien un rotundo “pues, no”.
Pero Maduro, siempre fiel a su estilo, probablemente no dejará que un simple «no» lo detenga. Quizás su próximo movimiento será redoblar las críticas o llevar el caso a tribunales internacionales, aunque eso implicaría un largo proceso legal. O, tal vez, simplemente siga utilizando el tema para mantener vivo el discurso antiimperialista que tanto le gusta a su base política.
¿Reparaciones o reconciliación?
El debate sobre las reparaciones históricas no es solo sobre dinero. Se trata también de reconocimiento, de justicia simbólica y de la necesidad de que los países colonizadores asuman su responsabilidad por los horrores del pasado. Pero, como bien sabemos, en la política internacional, entre el reconocimiento y el pago en efectivo, hay un largo trecho.
Al final, la cuestión es si realmente se llegará a algún acuerdo o si esto será otro capítulo más en la larga historia de reclamos y rechazos. Mientras tanto, las palabras de Maduro han servido para reavivar una discusión que, en América Latina, nunca ha estado realmente cerrada. Ahora queda esperar a ver si España responde o si se hace la sueca (que, irónicamente, también tiene su propia historia colonial).
Y tú, ¿qué opinas? ¿Debería España pagar por los “pecados” de sus antepasados o esta historia es más complicada de lo que parece? ¿O simplemente prefieres que todo se resuelva con un cafecito y una buena charla sobre historia?
Hasta aquí hemos llegado con este artículo, pero la pregunta es obligada: ¿España debería ir preparando la chequera o esto es solo otro capítulo del drama político internacional?