La profecía del primer papa valenciano, Alfonso de Borja, también conocido como Calixto III, está relacionada con San Vicente Ferrer, un famoso predicador y taumaturgo valenciano. Según la tradición popular, se cuenta que durante la infancia o juventud de Alfonso de Borja, tuvo un encuentro con San Vicente Ferrer, quien le predijo que alcanzaría el papado y una vez instalado en el solio pontificio, le canonizaría.
Aunque pueda parecer una leyenda hagiográfica, los métodos del saber histórico revelan que la noticia es contemporánea al propio Calixto III y se basa en su testimonio. Eneas Silvio Piccolomini, que sucedería a Calixto III como Pío II, ya hace referencia a esta historia en sus «Commentarii». Además, otros cronistas como Pietro Ranzano y la «Cronaca di Anonimo Veronese» también cuentan la misma historia, y varios testimonios afirman haber escuchado la profecía de labios del propio papa.
Los datos de la crónica se ven confirmados por documentos históricos, como uno encontrado en el Archivio di Stato de Milán. Este documento, fechado el 22 de mayo de 1455, informa sobre la canonización del beato Vicente por parte del papa Calixto III, lo que muestra su intención de cumplir con la profecía.
Según los testimonios más cercanos, la profecía se hizo a Alfonso de Borja o a su madre durante una predicación de San Vicente Ferrer en su niñez o adolescencia. Cumplida la primera parte del vaticinio, es decir, su asunción al pontificado, Calixto III se sintió obligado a canonizar al dominico, como había predicho. La canonización se llevó a cabo el 29 de junio de 1455, poco más de un mes después de que Calixto III fuera elegido papa.
espués de la canonización de San Vicente Ferrer, la profecía hecha a Alfonso de Borja se consideró cumplida. Calixto III, el primer papa valenciano, tuvo un pontificado relativamente breve, desde 1455 hasta su muerte en 1458. Aunque no gobernó durante mucho tiempo, su papado dejó un legado duradero.
Una de las principales preocupaciones de Calixto III durante su pontificado fue la defensa de la cristiandad contra el avance del Imperio otomano. En 1453, antes de que Calixto fuera elegido papa, Constantinopla cayó ante los otomanos, lo que marcó el fin del Imperio bizantino. Calixto III dedicó gran parte de su tiempo y recursos a organizar una cruzada para recuperar la ciudad y detener el avance otomano en Europa.
Además, Calixto III hizo varias reformas administrativas en la Iglesia y favoreció a su familia, los Borja, quienes más tarde se convirtieron en una de las familias más influyentes en la política y la Iglesia de la época. Su sobrino, Rodrigo de Borja, se convertiría en el futuro papa Alejandro VI, quien también tuvo un papado controvertido.
En resumen, la profecía de San Vicente Ferrer a Alfonso de Borja sobre su futuro papado y canonización fue una parte importante de la historia del primer papa valenciano. Aunque Calixto III tuvo un pontificado breve, su legado en la historia de la Iglesia y su papel en la promoción de su familia, los Borja, dejaron una marca duradera.