En un sorprendente giro estético, las emblemáticas fuentes históricas de Valencia han experimentado un controvertido cambio en su apariencia. Las Cuatro Estaciones y los Cuatro Elementos, ubicadas en el paseo de la Alameda, han sido repintadas en negro y oro, supuestamente para devolverlas a su estado original. Sin embargo, esta elección de color ha generado debate, ya que no existen documentos gráficos de la época que respalden esta transformación. A medida que la ciudad se sumerge en esta nueva estética, surge la pregunta: ¿es este cambio realmente fiel a la historia o es simplemente una decisión estética sin fundamento?
: Las fuentes históricas, erigidas entre 1861 y 1878, se convirtieron en un símbolo de modernidad y progreso para la ciudad de Valencia. Fabricadas en hierro fundido, estas obras de arte público seguían el estilo francés de la época. En sus primeras fotografías, tomadas en aquel entonces, las fuentes no lucían el color negro que ahora les han dado. Según un informe del arquitecto de la oficina de Restauración de Monumentos, en 1936-1943 se llevó a cabo una intervención de pintura sobre el hierro, aunque no se especifica el tono utilizado en ese momento.
El proceso de restauración actual se basó en la idea de eliminar los revestimientos superpuestos y llegar al color original de fundición. Durante las catas realizadas, se descubrieron elementos decorativos en dorado, como los niños de los Cuatro Elementos y las caras demoníacas de las Cuatro Estaciones. Estos detalles enriquecen visualmente las fuentes, aunque plantean la pregunta de si realmente se asemejan al color original.
En contraste con este cambio, la Fuente de los Somormujos, considerada la «hermana pequeña» de las fuentes históricas, ha mantenido su tono verdoso original, resultado natural del paso del tiempo en el hierro de fundición. Fuentes similares en ciudades como Ginebra (Suiza) y Angers (Francia) también exhiben esta tonalidad, lo que plantea interrogantes sobre la elección del color negro en Valencia.
La polémica en torno a esta transformación radica en la falta de base documental que respalde el cambio de color. Algunos argumentan que esta decisión ha sido más práctica y orientada al mantenimiento que histórica. Las fotografías de la Exposición Regional de 1909 muestran ejemplos de farolas, mobiliario urbano y esculturas en color marfil, lo que indica que ese fue el tono predominante en la ornamentación de la época.
En resumen, las fuentes históricas de Valencia han sido objeto de un cambio estético controvertido al ser repintadas en color negro y oro, supuestamente para devolverlas a su estado original. Sin embargo, este cambio no está respaldado por documentos gráficos de la época y ha generado un debate sobre su autenticidad histórica. Mientras algunos defienden la decisión como un esfuerzo por restaurar su aspecto original, otros cuestionan si se trata de una elección estética sin fundamento histórico. A medida que la ciudad se sumerge en esta nueva estética, solo el tiempo dirá si este cambio perdurará o si se reconsiderará en el futuro.