Reunir toda la información existente sobre las calzadas del Imperio Romano de Occidente: este es el objetivo de Viator-e, un proyecto del Institut Català d’Arqueologia Clàssica para crear el atlas vial romano más completo y exhaustivo hasta la fecha.
el dicho de que «todos los caminos llevan a Roma» refleja la importancia que tenían las carreteras en el mundo romano: no solo eran un elemento de conquista y de comunicación, sino una herramienta política. Las avanzadas infraestructuras eran un modo de ganarse a los pueblos conquistados, mostrándoles las ventajas de colaborar con Roma, que a su vez premiaba con más y mejores obras aquellos territorios que eran clave para la economía de su imperio.
MAPA DE CARRETERAS DIGITAL
De esta convicción nace Viator-e, una iniciativa del doctor Pau de Soto del Institut Català d’Arqueologia Clàssica, que consiste en un mapa virtual de las carreteras del Imperio Romano de Occidente. El proyecto -aún en construcción- aspira a ser el mayor mapa de este tipo creado hasta la fecha, ya que aunque este tipo de documentos ya existen, o son muy generales y poco detallados o han sido elaborados por diversas fuentes y se limitan a zonas muy reducidas o proyectos arqueológicos específicos. El objetivo de Viator-e es precisamente aprovechar toda esta información y reunirla en un mapa global detallado.https://9459e71ca14a7d0ebd7d2d55cd42cc2d.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html
“Este proyecto se ha concebido como algo dinámico y colaborativo”, señala Pau de Soto. “Está abierto a la colaboración de otros especialistas que hayan trabajado sobre algún tramo o red para que cedan sus vías ya digitalizadas o revisen el trazado para sugerir cambios y mejoras”. A estos recursos digitales se suma la información procedente de las fuentes clásicas, como mapas y libros de época romana. A su vez, Viator-e está ligado a otro proyecto, Itiner-e (codirigido por de Soto y Tom Brughmans, de la Universidad de Aarhus), que tiene como objetivo crear un sistema que vincule estos trazados con información especializada, como datos arqueológicos sobre las vías que aparecen en el mapa. En definitiva, un auténtico atlas de carreteras romanas.
Pau de Soto destaca que este proyecto ofrece un recurso abierto y gratuito que puede servir a otros investigadores para sus propios estudios, ahorrándoles tiempo y recursos en la búsqueda de información. A partir de las calzadas se pueden estudiar diversos aspectos del urbanismo romano, como la construcción de ciudades e infraestructuras, las redes de comercio, los materiales o la demografía de los territorios.
EL PROPÓSITO DE LAS CARRETERAS
Viator-e ya se ha usado para realizar cálculos de los costes económicos y temporales del transporte de mercancías a través de las distintas vías de la Península Ibérica, lo que permite entender cómo funcionaba el comercio en la Hispania romana. Se ha podido deducir, por ejemplo, que existían dos redes de comercio, una entre las ciudades del litoral y otra entre los territorios del interior: a las primeras les salía a cuenta comerciar entre sí por vía marítima y a las segundas por vía terrestre, pero el comercio entre el litoral y el interior era más lento y costoso.
El trazado de estas vías puede arrojar mucha información sobre la situación política, ya que indica en qué territorios Roma dedicó más dinero a mejorar su conectividad y cuáles quedaron aislados.
El trazado de estas vías puede arrojar mucha información sobre la situación política, ya que indica “en qué territorios Roma dedicó más dinero a mejorar su conectividad y cuáles quedaron aislados”. Uno de los propósitos principales sería el de crear rutas seguras y bien equipadas que conectaran la capital con aquellos lugares estratégicos por ser fuente de materias primas o recursos valiosos, pero no era el único: las infraestructuras como carreteras y acueductos eran también una herramienta de propaganda y los territorios más importantes o más leales eran premiados con una mayor inversión.https://9459e71ca14a7d0ebd7d2d55cd42cc2d.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html
El tipo de vía ayuda también a conocer el propósito de estas rutas: un falso mito es, por ejemplo, que las calzadas romanas eran siempre de losas de piedra, cuando en realidad la inmensa mayoría eran de tierra apisonada, una superficie mucho más cómoda para los caballos y otros animales. Además, no todas eran permanentes: algunas eran caminos provisionales creados para una necesidad temporal, como una campaña militar, y luego eran abandonados.