Por mis cojones, noticias con humor
Mientras los españoles ven cómo sus menús del día superan los 13 euros, nuestros diputados disfrutan de precios de lujo en la cafetería del Congreso. ¿Cómo sobreviven ellos a la inflación y nosotros no?
La inflación ataca, pero a algunos ni les roza
La inflación es como ese vecino pesado que te pide azúcar cada dos días, pero no lo hace discretamente: golpea fuerte y te vacía el azucarero. En España, los precios de la comida están disparados y la cosa no pinta mejor. El coste medio de un menú del día ronda los 13,2 euros en 2023, una subida del 3,4% respecto al año anterior, mientras los precios de alimentos básicos como el aceite y la carne se han disparado más del 34% desde 2016. Pero mientras tú y yo calculamos si es mejor pedir solo una caña y esperar a comer en casa, en el Congreso se dan un festín de dos platos, postre y bebida por unos míseros 6,45 €. ¡Bendita democracia!
Congreso de los Diputados: un paraíso gastronómico secreto
Vamos a los números: si eres diputado, puedes sentarte a comer tranquilamente en la cafetería del Congreso y pagar solo 6,45 euros por un menú completo que incluye primer y segundo plato, postre, bebida y pan. Este precio, incluso con un aumento del 15% aprobado en 2023, sigue siendo una ganga. ¡Un menú de dos platos en pleno centro de Madrid por menos de lo que cuesta un bocadillo en una gasolinera! Mientras tanto, en la Universidad Complutense, los estudiantes están pagando casi lo mismo por un menú sin servicio de mesa. ¡Casi parece una broma!
Si nos vamos a las comparaciones, en lugares como Barcelona o Madrid, el menú del día puede llegar a costar 14,5 euros, más del doble de lo que cuesta en el Congreso. Es más, en Sevilla o Valencia, donde la vida es supuestamente más barata, el precio medio sigue siendo de 12,3 – 12,7 euros. Con esos precios, la lógica nos lleva a preguntarnos: ¿qué están comiendo nuestros diputados? ¿Y qué demonios estamos pagando nosotros?
Desayunar en el Congreso: tan barato que ni un bar lo supera
Si hablamos de desayunos, la cosa se pone aún más interesante. En la cafetería del Congreso puedes tomarte un café por 1,10 euros. El mismo café en una universidad pública ya te está costando 1,20 euros. Y las cañas… ni te cuento. 1,20 euros por una caña en el Congreso, mientras que en cualquier otro bar cercano estarías soltando al menos 1,60 euros. No es que estemos pidiendo que los precios se tripliquen, pero al menos, que se acerquen a lo que paga el resto de los mortales.
Para los más hambrientos, también hay desayunos especiales que rondan los 2,70 euros, un precio que te permite desayunar como un rey sin que el bolsillo tiemble. Mientras, en el mundo exterior, un desayuno modesto en la Universidad Carlos III te cuesta 2,20 euros por una simple tostada y café.
Subida del 15%: ¿Qué sería del menú del Congreso sin este incremento?
Si miras las imágenes de la carta que hemos adjuntado, verás lo que muchos consideran un auténtico milagro. Los precios del menú y los artículos de cafetería del Congreso subieron un 15% en 2023, ¡y aún así siguen siendo mucho más baratos que en cualquier sitio decente de Madrid! Los diputados han pasado de pagar 4,50 euros por un menú básico a unos ridículos 6,45 euros. Pero espera, que hay más: un segundo plato adicional solo te cuesta 1,39 euros. Eso es menos de lo que pagas por un café y un croissant en cualquier bar.
Y si eres de los que llevan la comida a casa, tampoco te preocupes, porque el Congreso ofrece envases para llevar ¡por solo 0,25 céntimos! Sí, leíste bien. Mientras tú pagas el tupperware a precio de oro en cualquier tienda, en el Congreso te lo dan a precio de chuchería.
El abismo entre los ciudadanos y los diputados
La diferencia de precios es solo el reflejo de un abismo económico cada vez mayor entre los ciudadanos y sus representantes políticos. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el salario medio de los jóvenes entre 20 y 24 años ronda los 15.181 euros anuales. Un diputado, en cambio, tiene un sueldo base de 57.478 euros al año, y eso sin contar dietas y complementos que pueden disparar su nómina a más de 72.000 euros. Si sumamos la ventaja de comer por menos de 7 euros al día, ni siquiera el efecto de la inflación puede tocarles.
Mientras el resto de los ciudadanos vemos cómo nuestros sueldos pierden valor con la subida de precios, los diputados viven en un paraíso económico dentro de las paredes del Congreso. Y no solo por los sueldos, sino porque su vida diaria parece diseñada para evitar que noten la inflación. Transporte gratis, cafetería económica, iPhones, iPads, dietas, complementos… ¿Qué más pueden pedir?
Reflexión final: ¿Te gustaría ser diputado por el menú?
Después de toda esta comparativa surrealista, uno se pregunta si ser diputado vale la pena solo por la comida. ¿Te cambiarías por ellos si te ofrecieran el menú barato, la caña a 1,20 euros y un café por 1,10 euros, pero a cambio tuvieras que soportar sesiones interminables de debate en el Congreso? ¡Tal vez! Lo que está claro es que comer como un diputado no solo es más barato, sino que parece más fácil de digerir en tiempos de crisis.
La verdadera pregunta es: ¿cuánto estarías dispuesto a pagar por no tener que enfrentarte a la inflación diaria como lo hacen el resto de los españoles?