El salario medio español vs. los diputados: ¿Quién vive mejor, el político o tu amigo el mileurista?

octubre 7, 2024
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Por mis cojones, noticias con humor

Mientras los españoles ganan en promedio 26.949 euros al año, los diputados pueden superar los 100.000 euros con complementos y dietas. Si les faltara algo, todavía tienen su iPhone, iPad y un despacho propio.

Cuando hablamos de dinero, parece que todos entendemos una regla sencilla: cuanto más, mejor. Pero cuando comparamos el salario medio de un español con lo que ganan nuestros queridos diputados, la balanza se inclina descaradamente. ¿Cómo es posible que un diputado cobre más de 100.000 euros al año, mientras que el sueldo más frecuente en España apenas supera los 14.000 euros? Agárrense, que la comparación va a ser tan desigual como ver a tu cuñado compitiendo contra Usain Bolt.

El sueldo medio español: más repartido que la alegría en lunes

Para empezar, el salario medio en España en 2022 fue de 26.949 euros anuales, una cifra que ha subido un 4,1% respecto al año anterior, pero que sigue teniendo truco. Resulta que este número no representa lo que la mayoría de la gente ve en su cuenta bancaria. El salario más frecuente, es decir, lo que cobran más personas, está muy por debajo de ese promedio de casi 27.000 euros: apenas 14.586 euros al año. Vamos, que es casi la mitad. Esto no es un mal chiste, es pura estadística.

Y hablando de desajustes, el salario mediano, que divide a la población en dos partes iguales, también está lejos del salario medio: 22.383 euros. ¿Conclusión? El salario medio no refleja las realidades de una gran parte de los españoles, muchos de los cuales están en los niveles más bajos de la escala salarial.

Los sueldos de los diputados: vivir en un palacio con un iPhone y un iPad

Por otro lado, está el sueldo de los diputados del Congreso. Aquí ya entramos en territorio premium. El sueldo base de un diputado en 2023 es de 3.126,89 euros al mes, lo que se traduce en unos 37.522 euros al año. Hasta aquí, no parece tanto… hasta que empiezan a sumar los complementos.

Si el diputado tiene algún cargo adicional, como ser portavoz, secretario o presidente de una comisión, la cifra sube exponencialmente. Por ejemplo, un portavoz puede recibir hasta 1.938,25 euros adicionales al mes solo en gastos de representación. Y si eres presidente del Congreso, las cifras se disparan con complementos por más de 10.000 euros al mes. ¡Viva la democracia! O bueno, al menos, vivan ellos.

Para los que no son de Madrid, hay una indemnización mensual de 2.008,61 euros (casi exenta de impuestos) para «cubrir gastos» relacionados con su actividad en la Cámara. Como quien dice, para el café y los croissants.

Ventajas de ser diputado: transporte gratis, dieta de lujo y gadgets de Apple

Aparte del sueldo base y los complementos, los diputados tienen una serie de beneficios que harían llorar de envidia a cualquier trabajador asalariado promedio. Para empezar, tienen transporte gratuito: ya sea en avión, tren, coche o barco (porque nunca se sabe cuándo un diputado va a necesitar cruzar el estrecho en ferry). Y si prefieren usar su propio coche, el Congreso les paga 0,25 euros por kilómetro, más los peajes.

Pero espera, que hay más. Si van en taxi, pueden hacerlo hasta un límite de 3.000 euros al año con una tarjeta de la Cámara. Así que si algún día ves a un diputado pillando un taxi, no pienses que es porque ha perdido el metro: lo pagamos todos.

Y si todo esto no fuera suficiente, cada diputado tiene derecho a un iPhone y un iPad cortesía del Congreso. Porque claro, ¿cómo se puede hacer política sin poder postear un selfie en Instagram desde el sillón del Congreso?

La brecha entre el sueldo medio y el salario de los diputados: ¿quién está ganando la partida?

Cuando sumamos todos estos conceptos, un diputado puede acabar ganando más de 100.000 euros brutos al año, dependiendo de su cargo y complementos. En comparación, el español medio, que gana unos 26.949 euros anuales, tendría que trabajar casi cuatro años para alcanzar esa cantidad.

Y si nos fijamos en el salario más frecuente de 14.586 euros, la diferencia es aún más brutal. Este tipo de trabajador, que representa a una gran parte de la población, necesitaría siete años para igualar lo que algunos diputados se embolsan en doce meses. ¿Injusto? Bueno, dirán algunos que los políticos tienen grandes responsabilidades. Claro, como poner cara seria mientras suben a Instagram la foto de su nuevo iPad.

¿Y la brecha de género? Las diputadas tampoco salen mal paradas

Hablando de desigualdades, la brecha salarial sigue siendo un tema candente en España. En 2022, las mujeres ganaron de media 5.000 euros menos que los hombres. El salario medio de los hombres fue de 29.382 euros, mientras que el de las mujeres se quedó en 24.360 euros, lo que supone una diferencia del 17%. Pero entre nuestros políticos parece que esta brecha no es tan evidente, o al menos no se habla tanto de ella.

Beneficios que hacen sombra al salario medio

Además de los jugosos sueldos, los diputados tienen acceso a ciertos privilegios que los trabajadores comunes solo pueden soñar. Desde dietas por desplazamientos de 120 euros diarios en España o 150 euros si es al extranjero, hasta despachos propios con personal de confianza a su disposición. Mientras tanto, el trabajador promedio en España sigue esperando que le suban el salario lo suficiente para cubrir el aumento del café en el bar de la esquina.

La gran pregunta: ¿Merecen los diputados sus sueldos?

Aquí es donde la cosa se pone filosófica. ¿Está justificado que un diputado gane tanto más que un trabajador promedio? ¿Acaso sus responsabilidades son tan monumentales que necesitan un sueldo de 100.000 euros, un iPhone y un iPad para poder trabajar bien? Al fin y al cabo, son ellos los que legislan y deciden sobre los salarios mínimos, las pensiones y las condiciones laborales del resto de los mortales. Así que, en cierto sentido, tienen la sartén por el mango.

Pero claro, como en toda buena democracia, la sartén está en nuestras manos cuando llega el momento de votar. O al menos eso queremos creer.

Ahora la pregunta es para ti, querido lector: ¿Cambiarías tu vida por la de un diputado si te dieran el sueldo, el iPhone y las dietas, pero también tuvieras que aguantar las sesiones del Congreso?

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